Democracia participativa

POR: Ramiro Ruiz R.

El interés y la campaña por la Consulta Popular han removido la conciencia de los ecuatorianos. La lucha por ganar el poder está en segunda línea. Por primera vez los partidos políticos se volcaron a una campaña política y a favor del Sí. Más que reconquistar el poder, se intenta liquidar al correismo que destruyó la economía, pulverizó a los partidos políticos, la honradez y el respeto. Sacudió la democracia. Aunque resulta inadmisible, la campaña por el No también está utilizando la mala conciencia. Por supuesto, dirigida y maquinada por el ex presidente.

En esta campaña, así como en las siete preguntas, no se distingue la ruina del populismo, modelo que perfeccionó Correa para la destrucción del país. Fue un estilo que puso delante la vanagloria viciada de corrupción.

¿Por qué debemos participar en una Consulta Popular? Recordemos que una Constitución liberal concreta el carácter democrático del Estado. El objetivo de la Constitución es limitar la autoridad del Gobierno. La tradición democrática separa los poderes, la judicatura independiente y un sistema de control entre los distintos poderes.

Las democracias concentran el respeto y la práctica de un Estado de derecho. La autoridad gubernamental se ejerce de forma legítima en armonía con leyes y procedimientos establecidos. Muchas democracias reparten el poder entre los gobiernos municipales, regionales y nacionales, y así previene la concentración del poder y amplía la participación.

Los criterios más frecuentes para distinguir las democracias liberales son los derechos y libertades. Los más claros ejemplos son: Derecho a la vida y a la integridad de la persona. Igualdad ante la ley. Libertad de expresión. Libertad de prensa y acceso a fuentes alternativas de información. Libertad de reunión y asociación. Libertad de enseñanza. Independencia judicial. Derecho a la propiedad privada y a la compraventa, uno de los puntos más controvertidos.

En la actualidad una nueva corriente de democracia se está extendiendo en algunos países del mundo. Según el libro “Democracia Participativa: el resurgimiento del Pugilismo”, de Josefino F. Zimmerman, la democracia participativa se está desarrollando desde 1992.

En las democracias modernas la participación está consolidándose, como una nueva manera de hacer las cosas. La participación no se limita. Pero exige que las autoridades y organismos públicos informen de su trabajo. Esta forma de relación del poder con la población incrementa “el escuchar” a la población sus problemas y posibles oportunidades y soluciones. Las personas cuando trabajan en colaboración mejoran la convivencia y son más felices. La consulta es una expresión de defensa de la democracia, que rechaza el autoritarismo y la concentración de poderes.