La Manada

Carlos Arellano

Una estudiante madrileña de 18 años, llegó a Pamplona en julio de 2016 para disfrutar de los Sanfermines en compañía de un amigo. El día de su llegada, luego de que su acompañante se separase de ella, la joven mujer conoció a cinco sevillanos en un concierto en la Plaza del Castillo. Estos hombres, aprovechando el estado de ebriedad de la mujer, la condujeron a un lugar apartado, allí la violaron en grupo y grabaron un video de la violación.

La defensa de los imputados insistió que el video mostró a una mujer sin manifestar resistencia, la víctima explicó que entró en un estado de pánico ante los cinco hombres evitando la posibilidad de enfrentarse a ellos. “En ningún momento ella dijo no, en ningún momento se negó, en ningún momento ella se sintió incómoda», expresó uno de los acusados. Los procesados creyeron que la joven estaba conforme con mantener relaciones sexuales por sus “gemidos” y porque la muchacha “participó activamente”; a pesar de que la policía forense que analizó los videos grabados, consideró que no fueron gemidos sino chillidos de dolor al ser penetrada.

Este alegato de los acusados y de su defensa, pretendió perpetuar la idea de una justicia patriarcal para librar a los victimarios de su responsabilidad, al considerar que si una víctima no se resiste no hay violación. Incluso esta idea fue avalada por uno de los jueces que se pronunció a favor de absolver a los acusados, declarando que “no se percibe en la víctima una expresión de rechazo, oposición, sufrimiento u otro sentimiento similar”.

Sus agresores, para el colmo, buscaron justificar aún más sus fechorías, deslegitimizando a la víctima a través de la difusión del video de la violación en las redes sociales; en cambio, una España mayoritaria respondió contundentemente contra este tipo de delitos, insistiendo que la víctima fue una víctima y no culpable de su violación. Sin embargo, parte de la sociedad conversadora de España responsabilizó a la víctima de su desgracia: ella es culpable por estar ebria y juntarse con unos cuantos desconocidos, culpable por ser mujer.

A pesar de estar condenados a nueve años de prisión, «La Manada» ya está libre.