Tamales y fritada es la especilidad que ha hecho de este lugar uno de los preferidos en la ‘Ciudad azul’.
Después del terremoto que azotó al cantón en 1949, los habitantes que sobrevivieron a este siniestro tuvieron que empezar de cero, y de ahí se derivan muchas historias de personajes reconocidos y desconocidos.
Una de ellos es Gloria Marina Sánchez, más conocida por sus clientes como ‘Mama Goya’, tiene 85 años, y es propietaria de un salón de comida, en donde su plato fuerte es la fritada acompañado de unos tamales.
Historia
Según cuenta la propietaria antes de dedicarse a la venta de comida, trabajaba vendiendo carbón ya, que después del terremoto no había suficientes fuentes trabajo, sin embargo, luchaba como los demás para salir adelante.
Con el pasar de los años se hizo de compromiso y con el apoyo de su finado esposo se pusieron una tienda de abarrotes, luego una ‘rocola’ (bar) y después de un tiempo decidieron vender fritada en el centro de Pelileo, mencionó Sánchez.
Atención
En la actualidad, doña Gloria a su avanzada edad se encuentra lúcida y con un carisma sin igual, su jornada laboral inicia desde la 04:00 para preparar la fritada y ponerla a cocinar, pero en el caso de los tamales se lo hace un día antes.
“Este trabajo es muy fuerte y sacrificado, y ver a mi madre seguir luchando para que esta tradición continúe es digno de admirar”, dijo Rosa Sánchez, hija de la propietaria.
Sánchez manifestó que el negocio ha decaído considerablemente, ya que en años anteriores se vendía alrededor de 10 a 15 chanchos a la semana y ahora a duras penas uno al día.
El valor del plato de fritada va desde 25 centavos, esto dependiendo si son los niños que salen de las escuelas y si se tratan de personas adultas el precio es de tres dólares, y los tamales se venden a tres por un dólar.
Clientela
La ubicación del establecimiento se transforma en un paradero para los turistas que pasan por Pelileo, ya sea que vienen o van para la Amazonía, y se detienen para saborear y disfrutar de la fritada y los tamales de ‘Mama Goya’.
Edgar Moreno, cliente, contó que siempre que pasa por la ciudad no puede dejar pasar la oportunidad de disfrutar de la rica fritada que preparan en este lugar, además, señaló que ya lleva alrededor de 40 años visitando el local desde cuando era un niño.
Mientras que en el caso Danilo Gordillo, él trabaja llevando encomiendas, y cuando pasó por el establecimiento observó una paila grande de fritada y se detuvo para comprar, quedando satisfecho con el sazón y sabor de la comida. (OA)