Los gritos eran frecuentes, el llanto de sus hijos no era impedimento para que el esposo de Erika la insultara con palabras fuertes cada vez que llegaba ebrio a su casa, a veces lo hacía incluso cuando estaba sano.
“Eres una cualquiera, mírate como te vistes, deja de comer que ya estás gorda y fea”, eran algunos de los insultos que recibía Erika y aunque no había golpes ella caía en depresión.
Por seis años vivió esta situación, tenía temor de denunciar, pero llegó el día que los insultos ya no se daban solo dentro de casa, sino también en la calle, el mercado, en el parque, es por ello que decidió acudir a la policía y denunciarlo.
A la ciudadana le explicaron que ahora la violencia psicológica ya no tiene pena privativa de libertad y pasaba a ser una contravención, lo cual la sorprendió.
“Ahora quedo con más miedo porque él puede vengarse diciendo que le he denunciado”, dijo.
Normativa
El Código Orgánico Integral Penal (COIP), vigente desde el 10 de agosto del 2014, tipificó por primera vez la violencia psicológica, y en su artículo art. 157 estableció tres niveles de afectación: leve, moderada y severa, de la misma forma se fijaba la sentencia contra el agresor, la que iba de 30 días a 36 meses de prisión.
Pero ahora con la aplicación de la Ley Orgánica Integral para la Prevención y Erradicación de la Violencia de Género contra las Mujeres se sustituye el artículo 157 del COIP y ya no es considerada la violencia psicológica como un delito penal, sino como una contravención, así lo explicó el fiscal Alberto Viñán.
Según Viñán al ser considerada como contravención el agresor tiene que cumplir 100 horas de trabajo comunitario y tratamiento psicológico.
Preocupación
Para Miriam Auz, miembro de la Coordinadora Política de Mujeres de Tungurahua, hay cosas que no se comprenden cuando las autoridades plantean la ley, y aún existen vacíos, eso es lo que sucede con este tema, ya que parece ser un retroceso debido a que la violencia psicológica es incluso más recurrente que la violencia física.
“No estoy de acuerdo que se trate como una contravención. Eso sucede cuando una Ley supuestamente construida con la participación de las mujeres al último se cambia las cosas por la premura y exigencia de cumplir solamente. No se terminaron los procesos”, dijo.
Según Maricela Mantilla, psicóloga, no conoce sobre la normativa, pero no cree que el cumplir con 100 horas de trabajo comunitario sea una buena medida, pero si el tratamiento psicológico obligatorio.
“Los agresores necesitan una atención oportuna y adecuada al igual que las mujeres víctimas de estas agresiones para restablecerse como personas”, aseguró. (FCT)