Ojalá…

Nicolás Merizalde

Siempre que se habla de justicia parece que se hablara de un sueño, un horizonte inalcanzable al cual vale la pena encaminarse. Casi nadie cree que pueda impartirse con celeridad y con toda efectividad en los tribunales y desde luego, todos estamos seguros que nuestro lado de la justicia es el correcto.

Ha sido evidente que durante muchos años nuestro sistema judicial ha fallado, y es seguro que jamás llegaremos a tener uno que trabaje con la precisión de un reloj suizo. Pero es necesario pulirlo hasta hacerlo más funcional en la medida de lo posible.

Esa ha sido la tarea del Consejo de la Judicatura Transitorio y tras las declaraciones del vocal Juan Pablo Albán al salir del cuerpo colegiado, uno no sabe muy bien si alegrarse o deprimirse. Cabe albergar la esperanza de que la labor realizada haya sido productiva y que muchas de aquellas manzanas podridas en el sistema hayan sido eliminadas. Hace falta mucho tiempo y talento para poder completar una tarea tan exhaustiva. Pero, sobre todo, tendríamos que refundar el país y renacer todos de nuevo para poder despojarnos de nuestros vicios endémicos.

El Dr. Albán, ha señalado la existencia de micrófonos y aparatos de escucha dentro del Consejo. Algún iluminado le ha dicho que fueron puestos con la intención de escuchar a los jueces y no a ellos, como si eso disminuyera en algo lo sucio y grave del hecho. Es evidente que la lucha por lograr una justicia independiente de cualquier interés político aún es larga y debe ser constante. No basta con querer refundar el país cada dos por tres sin tener la intensión de conservarlo y mejorarlo.

Ahora, queda aún más débil la minoría que compartía con la vocal Angélica Porras. Me quedo con una de las frases durante la rueda de prensa “las personas somos pasajeras y las instituciones son permanentes”, ojalá lo entendamos.