Pillareño fue encontrado muerto afuera del coliseo

VERIFICACIÓN. El cuerpo de la víctima estaba afuera del coliseo Rumiñahui.
VERIFICACIÓN. El cuerpo de la víctima estaba afuera del coliseo Rumiñahui.

Luego de 12 horas del deceso, la víctima fue reconocida por sus familiares en la morgue de Ambato.

Recostado sobre las gradas de acceso al coliseo Rumiñahui en el centro de Píllaro, fue encontrado el cuerpo de un hombre la noche del lunes.

La gente al principio se imaginó que estaba dormido, por lo que solicitaron una ambulancia del Ministerio de Salud, pero a la llegada de los paramédicos comprobaron su deceso.

Los habitantes de las calles Flores entre Rocafuerte y Rodríguez Guzmán, desconocían la identificación del sujeto, por lo que fue indispensable comunicar el hecho a la Policía Nacional.

Procedimiento

Personal de la Dirección de Muertes Violentas (Dinased) y agentes de la Unidad de Criminalística en compañía de Alex Gonzales, fiscal de Píllaro, realizaron el levantamiento del cuerpo.

En una revisión externa del cadáver, los uniformados no evidenciaron ninguna huella de violencia, por lo que descartaron que se trate de un crimen.

Además, los policías no encontraron ninguna identificación del occiso, por lo que al momento del levantamiento en la hoja del registro fue certificado como persona no identificada (N.N.)

Los uniformados resaltaron que en los labios se hallaron residuos de comida, por lo que se presumía que la muerte se habría dado por atragantamiento.

Luego de estas pericias el cadáver fue trasladado hasta el Centro de Investigaciones Forenses de Ambato.

Identificación

Un amigo del occiso fue quien se comunicó con uno de sus hijos que vive en Ibarra y en la tarde llegó la familia del hombre hasta la morgue.

Una de sus hijas, Marcelina Caiza, dijo que su papá se llamaba Segundo Rafael, tenía 77 años y vivía junto a sus hijos en el sector de Robalino Pamba de la parroquia Ciudad Nueva de Píllaro.

Los familiares presumen que Segundo salió con sus amigos la tarde del lunes a libar y al no alcanzar a llegar a casa se sentó afuera del coliseo, donde encontró su muerte.

“Nosotros le tratábamos en la casa como papito Rafael, se dedicaba a la agricultura y deja en la orfandad a siete hijos”, agregó Marcelina.

“Penosamente él tomaba mucho, temíamos que algún día iba a suceder algo así y ocurrió, por lo que ahora debemos asumir este dolor con fuerza”, finalizó la hija.

El cadáver de Segundo Caiza fue entregado la tarde de ayer a sus familiares, quienes lo transportaron en un ataúd hasta su ciudad natal, ya que sus restos iban a ser velados en su casa. (EV)