¿Es suficiente el COIP?

En la medida que se lucha contra la corrupción, en particular la de “cuello blanco”, se hace evidente que se requiere de un mayor afinamiento en la legislación vigente. Se exige que las normas al uso en Ecuador se atemperen a la manera cómo se produce y fomenta el delito en lo interno y en sus complejas redes de reciprocidades externas. La revolución tecnológica que experimenta nos beneficia, es cierto, pero abre brechas a nuevas maneras de delinquir.

Un delincuente puede acumular penas de veinte o treinta años de cárcel, pero en este nuevo contexto, ¿pudo haber actuado solo? ¿Acaso no quedan innumerables cabos sueltos? El dinero mal habido, ¿a dónde ha ido a parar? Los fallos del sistema judicial, ¿se debieron solo a la impericia de los operadores de justicia o a que en ciertos momentos se vieron legalmente amarrados de pies y manos?

La colaboración con instituciones supranacionales parecería que es la senda que el Gobierno sigue. El miedo a transitar por caminos poco explorados en materia de jurisprudencia es paralizante y da oportunidad para que la corrupción y sus delitos conexos fluyan a su libre albedrío. Además, se impone una colaboración irrenunciable entre el legislador y el operador de justicia.

Los procesos judiciales en marcha y los por venir exigen nuevos recursos para su juzgamiento y sanción. Hay que encontrar, colaborando sin prejuicios, soluciones concretas para problemas inmediatos junto al compromiso de crear un mundo mejor en el Ecuador de hoy y de mañana. ¿Por qué no sacudir de una vez un Código Penal (Coip) con tantos huecos evidentes?


Cada uno muestra lo que es en los amigos que tiene”. Baltasar Gracián Escritor español (1601-1658)

Tómate tiempo en escoger un amigo, pero sé más lento aún en cambiarlo”. Benjamin Franklin Estadista y científico estadounidense (1706-1790)