Presupuesto universitario

Rodrigo Santillán Peralbo

Como si no hubiesen sido suficientes 10 años de malos tratos, humillaciones y violaciones a la autonomía universitaria ante la pasividad y permisividad de rectores pusilánimes y una FEUE mediocre y timorata, que fue captada por las redes del poder; en estos días de un gobierno “dialogante”, pero atrapado por las derechas, la universidad pública se enfrenta a una drástica disminución en su presupuesto, gracias a una proforma que no busca soluciones a la crisis económica que se ahondará en 2019, según afirman algunos analistas.

Quienes pergeñaron la pro forma presupuestaria 2019, inobservaron las disposiciones constitucionales referidas a la educación superior, en particular los artículos 355, 356 y 357. Tampoco atendieron las realidades de cada universidad colmadas de necesidades insatisfechas, y de miles de estudiantes que ingresan cada año, en busca de una educación superior de calidad, eficiente, dinámica y gratuita. ¿De qué manera puede ser de calidad, con presupuestos insuficientes?

Lo sabios que recortan el presupuesto para las universidades públicas, no deben ignorar que la educación superior de calidad requiere de aulas, laboratorios, tecnologías de última generación y de información, de profesores y científicos que compartan sus saberes a más de otros elementos humanos e insumos. Es de suma urgencia que la juventud reciba la mejor educación superior posible, para garantizar un futuro con visualizaciones de esperanza, para este país agobiado por todos los males.

La Universidad Central del Ecuador, en un comunicado sostenía que la “inversión pública en educación superior es pequeña en comparación con los desafíos que debe enfrentar, pues el monto global equivale al 1.14% del PIB…” ¿El Gobierno busca pelea con universidades? ¿Para qué?

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