Vientos de miedos

Andrés Pachano

“…No estoy de acuerdo con las torturas… se les debía haber matado…”.

Esa tenebrosa frase recorrió el mundo aparejada a la noticia del triunfo de Bolsonaro a la presidencia de Brasil. El contenido de ella trae trepidantes vientos de miedo en el continente.

Ese triunfo electoral, como ya se ha dicho con unánime insistencia en los medios de difusión, tiene en gran medida un autor -¿acaso cómplice?-: el fracaso del falso socialismo que con inocultables ribetes de caudillismo y el jolgorio de la novelería, se apoderó de buena parte de nuestro continente.

Fue el desencadenante de una inmensa ola de frustración en una inmensa población que con esperanza confió en un real cambio en su calidad de vida, en sus oportunidades. Eso alentó, dio viada al inefable péndulo político y de un solo destajo parece que la tétrica extrema derecha se instala en esta parte del mundo. Incluso en los albores de la campaña electoral brasileña ya se avizoraba este destino, recuerdo haber leído a Hernán Castillo por ejemplo.

Los alentadores índices macroeconómicos en la etapa de Lula da Silva no alcanzaron para revertir la tendencia del desasosiego marcado por la insatisfacción y la corrupción, luego de él, el péndulo tomó vuelo.

Pero este “efecto bolsonaro”, tétricamente peligroso, es una amenaza latente para gran parte de las democracias latinoamericanas. Hay signos claramente reconocibles: una población que ha olvidado los horrores del genocidio nazi o una joven población que no se interesa por la historia y se identifica con esvásticas, con cabezas rapadas o con capuchas del Ku Klus klan; y, hoy alaban y predican por Bolsonaro y su misoginia, que admiran su odio racial y su negativa a reconocer las diversidades sociales y el libre pensamiento de los seres. En las redes de comunicación social, cada vez es más palpable el ver y escuchar admiradores del odio y de la muerte. Y cada vez el ciudadano siente la frustración, la pérdida de la esperanza en gobiernos que todo lo ofrecieron y poco o nada lo cumplieron. Son síntomas que pueden mover ese inefable péndulo

Cuidemos que el efecto Bolsonaro no se apropie de nuestro país y que el extremo de la derecha aquí no haga nido.