Colaborar es la vía

Roque Rivas Zambrano

Ya lo dice el refrán: “dos cabezas piensan mejor que una”. Esta frase se traduce en la esencia del periodismo colaborativo, que se ha convertido en una herramienta valiosa para planear y ejecutar proyectos ambiciosos que traspasan los límites geográficos y cuyo objetivo es llevar a cabo investigaciones que lleguen a lo profundo de temas que, por tiempo o presupuesto, no son abordados.

Hay ejemplos famosos de este tipo de periodismo. Uno de ellos es el trabajo que se denominó ‘Panama Papers’, en el que se filtró información de documentos confidenciales de la firma de abogados Mossack Fonseca. A través de esta acción, el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación reveló, en el 2016, el ocultamiento de propiedades de empresas, activos, ganancias y evasión tributaria de jefes de Estado, líderes, personalidades de negocios, deportes y arte.

Otra experiencia cercana se dio en el 2018, cuando un consorcio binacional de periodistas investigó los motivos del secuestro y las circunstancias en que Javier Ortega, Paúl Rivas y Efraín Segarra, miembros del equipo periodístico de El Comercio, fueron ejecutados. El especial, titulado Frontera cautiva, revela, además, detalles que los gobiernos de Ecuador y Colombia sabían y decidieron no divulgar.

Para el 2019 existe una iniciativa impulsada por el equipo de Ojo Público, un medio digital que nació en 2014 en Perú, que consiste en la elaboración de investigaciones periodísticas para exponer a los grupos económicos responsables de la devastación ambiental en la región y su contribución al cambio climático global.

El hecho de que varios reporteros cubran una misma historia desde distintos países y miradas es la mejor forma de indagar para sacar a la luz redes de corrupción. Está demostrado que la colaboración es una de las vías para hacer un periodismo mejor.