Una novela

Andrés Pachano

Los “best seller”, son aquellos libros que se venden de manera explosiva y que se “lanzan” simultáneamente en muchos idiomas, aquellas obras que responden a un planificado efecto de costoso mercadeo y millonarias tiradas para ser los “mejor vendidos”. Su excesiva propaganda me crea fantasmas, me deja dudas, me acosa el prejuicio de que conllevan literatura sin mayores pretensiones. Pero, hay grandes excepciones que no dejan dudas sobre su gran calidad literaria (verbigracia ‘El nombre de la rosa’ de Humberto Eco, por citar un caso, libro que en su momento fue de los más vendidos).

Motivado por insistente recomendación, vi primero una película y luego adquirí -a los años- un best seller, libro que tiene “…la capacidad de emocionar sin clichés y, ante todo, por su omnipresente reflexión sobre el valor de las palabras…”, copio esta cita de su contratapa de Ricardo Ruiz Garzón, quien se refiere a una obra de Markus Zusak: ‘La ladrona de libros’, obra de fácil lectura, que atrapa y cuesta trabajo dejar de leerla; en el argot literario los ingleses a esto llaman “page turners”.

Quien narra las vicisitudes de una niña aferrada a la memoria es la muerte; ella cuenta las ternuras y los odios y en él, habla las historias de las soledades y las angustias, todo en rededor de las palabras que la niña las robaba en libros para aplacar tristezas; palabras también dictadas a un papel en las penumbrosas caricias de un pabilo de esperma cuando el acordeón de su padre sonaba en la húmeda frialdad de un sótano y las “… notas controlaban sus lágrimas…”. O cuando las palabras de los libros eran gritadas de memoria en medio del miedo de los nocturnos bombardeos. Palabras del horror de la guerra y el holocausto.

Bonito libro: lineal, sin pretensiones, de poéticas frases: se lo lee a placer; más, recogiendo la inquietud que la narradora hace a Liesel la “niña vestida de lluvia” también digo que: “…quise preguntarle cómo un mismo hecho puede ser esplendido y terrible a la vez, y una misma palabra dura y sublime…”.

Al fin y al cabo no hay espacio para el arrepentimiento por haber comprado este “Best Seller”; y, perdón por los necesarios anglicismos de esta nota.