Educación rural: cierres de escuelas dejaron brechas en campos ecuatorianos

ENCUENTRO. Milton Luna y actores de organizaciones sociales dialogaron sobre educación rural.
ENCUENTRO. Milton Luna y actores de organizaciones sociales dialogaron sobre educación rural.

Se los veía andando por caminos de tierra, porque el transporte nunca llegó a muchas de las comunidades en las que se cerraron escuelas rurales. El golpe fue real y no solo en temas de movilidad. A través de un análisis del Impacto del Plan de Reordenamiento de la Oferta Educativa, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Flacso y Ecuarunari comprobaron que el cierre acelerado influyó en seis ámbitos de la vida familiar.

Los resultados se presentaron ayer en un conversatorio organizado por el Ministerio de Educación, en el que estuvo presente el titular de esa institución, Milton Luna. En los 15 pueblos Kichwa de la Sierra y 26 comunidades analizadas se halló, entre otras cosas, que el 42% de niños tardaba entre 30 minutos y dos horas en llegar a la escuela.

Los cambios en las dinámicas afectaron en la alimentación pues, antes del cierre de escuelas, 90% de estudiantes desayunaba en casa antes de ir al centro educativo; la cifra bajó al 67 %. También afectó a la economía porque 90% de familias tuvo que gastar entre 30 y 100 dólares mensuales más.

Reapertura
A pesar del panorama que ha quedado, Luna dijo que es importante que otras voces empiecen a respaldar el proyecto de reapertura. A inicios de este mes se reabrió la primera institución rural en Chunchi, Chimborazo, y existe el compromiso y presupuesto asignado a que se concluya este año con 1.000 escuelas.

De los 70 millones iniciales que se destinaron, el Ministro señaló que se han mantenido conversaciones con el Banco de Desarrollo del Ecuador (BEDE) para impulsar líneas de crédito para gobiernos locales y otros organismos del Estado, con los que el valor se elevaría a más de 100 millones de dólares.

El estudio sobre el impacto se enfocó en la Sierra ecuatoriana, por lo que Luna consideró que también se debe analizar la Amazonía y la Costa que han tenido, quizá, afectaciones más graves. Para hablar del tema e incluir a la academia, el Ministro señaló que se realizarán actividades en diferentes universidades.

Expectativa
Que la reapertura no se quede solo en la infraestructura y que incorpore un programa renovado de estudios, fue una de las observaciones que hizo Blanca Chancoso, presidenta de la Ecuarunari.

22%
de niños de escuelas rurales dejaron sus estudios.En una realidad en las que el 97% de padres consideró importante que sus hijos aprendan quichua, la dirigente dijo que la educación debe ser participativa e intentar que los profesores sean de la comunidad, no solo que hablen el idioma, sino que conozcan las dinámicas.

Coincidió con ella Ermiña Tuainga, quien participó en la realización del informe. Ella es originaria del pueblo salasaca, de Tungurahua, y logró identificar que la mayoría de familias no fueron consultadas y que preferirían que los maestros sean rurales.

Rossana Viteri, directora de Plan Internacional, fue parte de uno de los estudios que analizó las implicaciones cuando las escuelas empezaron a cerrarse. Para ella, el proceso de reapertura es una segunda oportunidad que abre muchas posibilidades para que las escuelas se conviertan al modelo con el que el Ecuador sueña.

Que los niños vuelvan a tener rostro, las niñas sean respetadas y protegidas. Que haya veedurías ciudadanas. Que se elimine la violencia y que se haga un análisis minucioso para determinar dónde abrirlas. Son algunas de las expectativas. (PCV)

Notas relacionadas

Educación Ecuador: la apertura de escuelas rurales será simbólica