‘Don Yulo’, un padrino que busca salvar adictos

LABOR. Uno de los internos en el centro realiza la venta de comida rápida en el parque de La Cantera.
LABOR. Uno de los internos en el centro realiza la venta de comida rápida en el parque de La Cantera.

Las ‘papas de don Yulo’ son muy conocidas en el centro de Ambato, un sitio que aparte de venta de comida rápida, lleva el apodo de un hombre que se convirtió en el padrino de varias personas que asisten diariamente al Movimiento Internacional 24 horas de Alcohólicos Anónimos.

Centro

Juan Mejía es el nombre real de ‘don Yulo’, según dijo el centro brinda apoyo totalmente gratuito hace tres años para personas adictas al alcohol y a las drogas, y se encuentra ubicado en la calle Paltas entre las avenidas Los Shyris y Atahualpa.

“Por el momento cuento con siete ahijados, así los considero a las personas internas en el lugar, pero existen otras que son ‘militantes’, quienes solo llegan a escuchar las charlas de ayuda y se van a sus casas”, aseguró Mejía.

El centro cuenta con un espacio para 14 personas. En el segundo piso están ubicadas las habitaciones las cuales cuentan con camas y un baño para el aseo de los internos. Mientras que en la primera planta está el área de la cocina, un espacio para las charlas y también se acopló un lugar para la administración en donde se guardan cosas del negocio de ‘don Yulo’.

Servicio de venta

‘Don Yulo’ dijo que puso a disposición un quiosco móvil, en el que se vende comida rápida como papas, hamburguesas y más. El dinero recaudado de 30 a 40 dólares diarios sirve para la compra de comida para los internos como también para algunas cosas que requiera este lugar.

“Nosotros no recibimos ayuda de ninguna institución, las cosas las compramos con el dinero que se obtiene del quiosco móvil y aquello nos ayuda para subsistir”, afirmó Mejía.

Sus vidas

Juan Mejía está próximo a cumplir 42 años, él reconoce que fue un drogadicto, consumidor de bebidas alcohólicas y hasta estuvo inmerso en varios delitos que le llevaron a la cárcel por algunas ocasiones.

“Desde que era niño fui muy rebelde y me gustó criarme en la calle, por lo que las drogas y el alcohol se convirtieron en mis mejores amigos llevándome a dormir en medio de la basura en diferentes partes de Quito, de donde soy oriundo y de donde me rescataron”, relató Mejía.

El ‘Guayaco’ llegó hace 20 días al centro de rehabilitación. “Por mis hijos decidí buscar ayuda antes de perderlos, son tres meses que me involucré en ese mundo malo y sé que lograré salir”, afirmó Armando, ahora está encargado del área de la cocina. Sus amigos le dicen el ‘chef’ y no se molesta porque le encanta cocinar.

Otro de los internos es Alex T., de 25 años, quien es de Cunchibamba. “Yo nunca conocí a mi padre por lo que junto a mi madre logramos sacar adelante a mis dos hermanos menores, pero penosamente enviciado por el alcohol me dañé a mis 13 años y hasta formé parte de un grupo delictivo conocido a nivel local y nacional”, aseguró Alex.

Según contó el joven, él y su familia tuvieron que salir de Ambato, pues el jefe de la banda a la que pertencía le pidió que matara a su mamá. Cuando llegó a una ciudad de la Amazonía fue cuando probó las drogas por primera vez.

Ahora el propósito de Alex es recuperarse y volver a reencontrarse con su madre, quien no sabe que sigue vivo. (EV)

DATO

El centro de rehabilitación funciona en la calle Paltas entre Los Shyris y Atahualpa.