Al Cairo con la libertad

Carlos Freile

En 1895 los llamados liberales radicales nos impusieron a los católicos ecuatorianos a sangre y fuego el estado laico, para ello se beneficiaron de la ayuda económica y militar de varios gobiernos extranjeros. Hubo persecuciones, asesinatos, destierros, expropiaciones de bienes, torturas, fusilamientos ilegales para imponer una visión del mundo que la inmensa mayoría de compatriotas no compartía. Pero se lo hizo en nombre de la libertad y de “las luces”.

Poco tiempo después, se implantó la ley que impide a los padres de familia educar a sus hijos de acuerdo a sus propias convicciones; impedimento lesivo a los más básicos derechos de la persona humana. ¿La justificación? La misma: la libertad y “las luces”.

Poco a poco la sociedad ecuatoriana ha sido cambiada desde las raíces, con la fuerza omnipotente del Estado, sin posibilidad alguna de defensa, como en cualquier sistema totalitario, y los liberales tan contentos, sin darse cuenta (¿?) de sus elementales contradicciones.

Hoy día, fieles a su vocación impositiva y tiránica los herederos de ese liberalismo de labios para afuera se han volcado a tratar de imponer otra limitación de la libertad, que toca de muy cerca a la esencia misma de la persona humana, pues se trata de la “libertad de conciencia” tan defendida por ellos en todos los tonos y circunstancias, cuando les conviene.

Una cadena de boticas se niega a vender “la píldora del día después” por considerarla abortiva, en consecuencia contraria a sus convicciones. Sus directivos lo hacen en uso de sus derechos como ciudadanos, sobre todo el de “objeción de conciencia”; pero no, las autoridades quieren imponer esa venta. Lo trágico y cómico del asunto es que existen centenares de otras boticas que sí venden la dichosa píldora.

La persona que la busca la puede comprar en otras partes, sin problema; pero el asunto es caer con el peso de la ley (todavía no vigente por lo que sabemos) sobre quienes tienen la valentía de defender sus convicciones contra tiranos de todo pelaje. Ya impondrán la ley en nombre de la libertad y “las luces”.

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