Potajes “revolucionarios”

Patricio Durán

Al inicio del libro El Quijote de la Mancha, Cervantes relata las costumbres gastronómicas del humilde hidalgo Alonso Quijano: “Una olla algo más vaca que carnero –la vaca era más barata, y la bolsa de nuestro hidalgo modesta-, salpicón las más noches –sobras del medio día-, duelos y quebrantos los sábados – consistía en huevos revueltos con tocino-, lentejas los viernes -con verduras para los días de vigilia-, algún palomino de añadidura los domingos -paloma o tórtola-.

Los potajes de Don Quijote eran modestos como modestos debieron haber sido los de los “revolucionarios” antes de llegar a gobernar. Seguramente los “revolucionarios” pensarán que Don Quijote fue “revolucionario” –por ser pobre-, igual creen que Juan Montalvo fue socialista, cuando Montalvo decía que “El socialismo y el comunismo son azotes contra las sociedades modernas. Tienen su cuna en el despotismo y amenazan de muerte a personas e instituciones”.

Se nota que los “revolucionarios” ganaron en la “década ganada”. Antes cenaban arroz con “vista al frente”, arroz con cocolón, arroz con carne de jaguar, arroz con Maduro, arroz con leche y arroz con huevo frito. El licenciado sorprendió al Ecuador cuando dijo textualmente: «Yo como un arroz con huevo y no me pasa absolutamente nada, hasta me importa un bledo el país». Ahora nos vamos “desayunando” que los de “manos limpias, mentes lúcidas y corazones ardientes” engullían “arroz verde 502” y otras viandas más enjundiosas, en medio de noches culturales, guitarreadas, farras con cantantes famosos, en donde corrían a raudales finos licores y bien añejados vinos.

Ahora los “revolucionarios” evocan a García Lorca y su Romancero Gitano: “Verde que te quiero verde. Verde viento, verdes ramas. Verdes viejos, verde dólar. Verde carne, pelo verde. Arroz verde, verde flex”.