Hola, hijo…

Venezuela

Baudilio

Mi Dios te bendiga y te proteja. Espero estés bien. Ya estás hecho un hombre. Sabes, te echo de menos todo el tiempo. Más que mi hijo, eres mi compañero. Extraño salir en moto contigo a la montaña o a cualquier parte. Extraño tanto la casa, hijo. Nuestras crías, nuestro quiosco. Extraño tanto el sabor de nuestra comida, nuestra montaña en Barinitas, extraño sus sonrisas, hijos míos y espero que Dios pronto me permita verlos. Si pudiera estar allá, nos iríamos directo al río Paguey, para terminar todos juntos pescando y acampando en las orillas a la luz de la fogata. Espero no olvides nuestra vieja promesa: cuidar, proteger y aleccionar a tus hermanos Aroon, Isaac y Abraam.

Mi hijo, me gusta aquí porque la tierra y la gente es muy parecida a la nuestra. Ecuador es un país limpio y amable. Me gusta su buen enfoque en la siembra, su gran facilidad comercial y su sistema de transporte. Sé que te gustarían las montañas y las zonas de clima frío para que paseemos en motocicleta. Si estuvieras aquí, hijo, trabajaríamos juntos muy duro en un taller de motos, para después comprar una y salir juntos a conocer este lindo país que me abre las manos para poder alcanzar una vida mejor. A Dios le clamo para que te traiga cerca de mí nuevamente y poder deleitarnos de una rica y jugosa hamburguesa juntos, sentados en nuestras motos, viendo un buen paisaje ecuatoriano.

Los ama y extraña,
Papá.