En una jornada agitada y marcada por los cambios en el gabinete presidencial, la ceremonia de entrega de título de bachiller a Édison Cosíos se realizó ayer casi de improvisto. Sus padres recibieron el reconocimiento post mortem, después de casi dos meses de la muerte de Édison.
En la actividad se hizo énfasis en la figura del estudiante del colegio Mejía, quien pasó ocho años en estado vegetativo, a causa de una bomba lacrimógena que un policía le arrojó en la cabeza, durante una jornada de protestas, en 2011.
En una breve intervención, Manuel Cosíos habló de los ideales de su hijo por la educación y de la lucha por la justicia que llevan su familia y otras víctimas de represión Policial y Estatal. Dijo que no permitirán que el caso se quede en la impunidad y que el reconocimiento era importante, pues reivindica la memoria de un estudiante que ejercía su derecho a la protesta.
Milton Luna, ministro de Educación saliente, mencionó que entregar el título a los familiares demostraba el compromiso del Gobierno en sembrar un futuro sobre las bases de un “héroe” como lo fue Cosíos. “Un país necesita tener una juventud que estudie pero también que se revele”, dijo Luna.
Vilma Pineda, madre de Édison y quien lo cuidó todos los días desde que quedó con menos de la mitad de su cerebro funcionando, aseguró que la lucha no ha acabado aunque su hijo ya no esté. Aseguró que su familia seguirá impulsando un proceso contra el Estado y pedirá que se reabra el caso para que todos los implicados en la represión de aquel día se responsabilicen de sus acciones. La justicia para ellos aún no ha llegado. (PCV)