Presidente de los emprendedores

El desatinado comentario del presidente Moreno, en el que derrochó regionalismo y he hizo una apología a la explotación infantil, denota en el preámbulo a sus declaraciones, una realidad construida y asimilada por todos como nueva racionalidad.

Minutos antes, Moreno hablaba de la seguridad frente a la libertad. Uno de los eternos debates en los cuales se ha enfrascado la tradicional izquierda y derecha. Según como quieran entender esos términos. Pero, después de la liberalización de las finanzas, la caída de las barreras comerciales y la pérdida de fe en el patrón oro. La hegemonía neoliberal se impuso, no solo como modelo económico, sino como normatividad, o sea definió los valores que guiarían el sentido común de las próximas generaciones.

A nadie le molestó que minutos antes haya estado aconsejando que es mejor tener la “libertad” de morirse de hambre antes que una seguridad laboral garantizada a través de leyes y políticas públicas.

La idea del individuo emprendedor capaz de valerse por sí mismo. Si te lo propones, llegarás a ser millonario, porque esa es la tierra prometida, llena de lujos y frases motivacionales vacuas. Ese es el nuevo sentido construido, mientras tanto quienes quedan relegados en la lucha interminable de vencedores y vencidos, quedan subyugados a las patologías del siglo XXI: el estrés y la frustración.

Lo más preocupante, es tal vez, que eso pasó desapercibido, porque lo tenemos interiorizado y normalizado. Ese discurso se lo puede permitir y es entendible, en quienes presiden las cámaras de comercio de este país, porque mientras menos seguridad garantice el Estado, menos pagarán en tribunas y podrán seguir aumentando la brecha de la desigualdad. Pero, oírlo de quien preside la jefatura de Estado, nos dice el tipo de crisis e injusticia social que nos espera en los próximos años.

El Estado, como patrimonio colectivo de toda la sociedad, debe garantizar por un lado un ecosistema que promueva el consumo que dinamiza la producción. Y, materializar a través del apuesta por el Estado social, una igualdad material que permita a todos sus ciudadanos la consecución de su proyecto de vida, que es lo único democrático.