Relatos ‘Del Cielo y del Infierno’

ESCRITOR. Emmanuel Swedenborg fue doctor en filosofía.
ESCRITOR. Emmanuel Swedenborg fue doctor en filosofía.

OSWALDO PAZ Y MIÑO J

La obra que compartiré posee un contenido místico maravilloso. No es necesario creer en dioses, ángeles o demonios para -sin adentrarse en el laberinto filosófico que propone- sentir la magia de lo escrito, realizarse como lector y vivir las luminosas páginas, que las pueden leer profanos, iniciados, neófitos, maestros y los seres humanos que estamos en busca de las verdades fundamentales, independientemente de las líneas paralelas que recorramos en la intención de dar con las pistas de ellas.

No fue casualidad mi llegada a este libro. Había leído el comentario del maestro Jorge Luis Borges, en un editorial del diario El País, de España, el 30 de abril de 1986.

Borges dice: “Para casi todos los hombres, los conceptos de cielo, de felicidad son inseparables. Los teólogos definen el cielo como un lugar de eterna gloria y ventura y advierten que ese lugar no es el dedicado a los tormentos infernales. Butler, a finales del siglo XIX, proyectó un cielo en el que todas las cosas se frustraran ligeramente, ya que nadie es capaz de tolerar una dicha total, y un infierno correlativo, en el que faltara todo estímulo desagradable, salvo los que prohíben el sueño. Bernard Shaw, a principios de este siglo, instaló en el infierno las ilusiones de la erótica, de la abnegación, de la gloria y del puro amor imperecedero; el tercer acto de ‘Man and superman’, que narra el sueño de John Tanner, ubica en el cielo la comprensión de la realidad. La idea central de esta doctrina ya había sido explicada largamente en el más conocido y hermoso de los tratados de Swedenborg, ‘De coelo et inferno’, publicado en Ámsterdam en 1758”.

La lectura
‘Del Cielo y del Infierno’, de Swedenborg, es un volumen de 555 páginas esotéricas y gnósticas. El autor afirmó haber tenido una experiencia mística que le dio el poder para visitar el “Cielo y el infierno, como Fausto, más por gracia divina y no por pacto diabólico”

“Cielo e Infierno son, primero, estados del alma y, solo después, lugares. Tras la muerte del cuerpo físico el individuo pasa un tiempo intermedio entre el mundo de los espíritus y ahí elige libremente ir al Cielo o al Infierno, que no son recompensa ni castigo, sino etapas en la evolución del espíritu”.
Lo citado, quizá, les habrá conducido a senderos del conocimiento, que no se van a develar en esta crónica. La lectura es emocionante, se adentra en paradigmas y abre caminos de luminosidad en el saber de la tradición hermética. La obra, publicada en 1578, es una herramienta que no debe faltar en la mesa de estudio de quienes trabajan en el Arte Real. En el pulimento de su piedra bruta, intentando ser parte del “manantial de luz, de la verdad y la vida”.

“La causa de que llaman oriente, donde el Señor aparece como Sol, es que todo origen de vida sale de Él, como Sol y cuanto los ángeles reciben del Él el calor y luz, o sea amor e inteligencia, tanto que se dice que el Señor se levanta en ellos; por la misma causa es también que el Señor en el Verbo se llama Oriente”. Pág. 120

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Emmanuel Swedenborg
° (Emmanuel o Emanuel Swedenborg; Estocolmo, 1688 – Londres, 1772) Teósofo sueco. Doctor en filosofía (1709), recorrió Europa desde 1710 y, de regreso a Uppsala (1715), fundó la revista científica El Dédalo Hiperbóreo. En 1743 tuvo sus primeras visiones. Luego publicó ‘Los arcanos celestes’ (1749-1756), seguida de otras obras como ‘Las maravillas del cielo y el infierno y de las tierras planetarias y astrales’ (1758) y ‘Tratado curioso de los encantos del amor conyugal en este mundo y en el otro’ (1768). Predicó su doctrina de la Nueva Jerusalén por Alemania, Francia y Gran Bretaña, en favor de la fundación de una nueva iglesia. Es también conocido por la obra crítica que le dedicó Kant. Tomado de Biografías y Vida.