Quito vivió un domingo atípico por toque de queda

ACTIVIDAD. A pesar del toque de queda y la ausencia de transporte, varios ciudadanos se dieron modo para circular.
ACTIVIDAD. A pesar del toque de queda y la ausencia de transporte, varios ciudadanos se dieron modo para circular.
ACTIVIDAD. A pesar del toque de queda y la ausencia de transporte, varios ciudadanos se dieron modo para circular.
ACTIVIDAD. A pesar del toque de queda y la ausencia de transporte, varios ciudadanos se dieron modo para circular.
ACTIVIDAD. A pesar del toque de queda y la ausencia de transporte, varios ciudadanos se dieron modo para circular.
ACTIVIDAD. A pesar del toque de queda y la ausencia de transporte, varios ciudadanos se dieron modo para circular.
ACTIVIDAD. A pesar del toque de queda y la ausencia de transporte, varios ciudadanos se dieron modo para circular.
ACTIVIDAD. A pesar del toque de queda y la ausencia de transporte, varios ciudadanos se dieron modo para circular.
Ambiente. En el Comité del Pueblo la actividad se desarrolló con normalidad.
Ambiente. En el Comité del Pueblo la actividad se desarrolló con normalidad.
Ambiente. En el Comité del Pueblo la actividad se desarrolló con normalidad.
Ambiente. En el Comité del Pueblo la actividad se desarrolló con normalidad.
Ambiente. En el Comité del Pueblo la actividad se desarrolló con normalidad.
Ambiente. En el Comité del Pueblo la actividad se desarrolló con normalidad.
Ambiente. En el Comité del Pueblo la actividad se desarrolló con normalidad.
Ambiente. En el Comité del Pueblo la actividad se desarrolló con normalidad.
Limpieza. Policías ayudaron a limpiar las zonas más afectadas por las manifestaciones.
Limpieza. Policías ayudaron a limpiar las zonas más afectadas por las manifestaciones.
Limpieza. Policías ayudaron a limpiar las zonas más afectadas por las manifestaciones.
Limpieza. Policías ayudaron a limpiar las zonas más afectadas por las manifestaciones.
Limpieza. Policías ayudaron a limpiar las zonas más afectadas por las manifestaciones.
Limpieza. Policías ayudaron a limpiar las zonas más afectadas por las manifestaciones.
Limpieza. Policías ayudaron a limpiar las zonas más afectadas por las manifestaciones.
Limpieza. Policías ayudaron a limpiar las zonas más afectadas por las manifestaciones.

El toque de queda decretado por el Gobierno la tarde del sábado, llevó a que al siguiente día la capital amanezca con un ambiente raro.

No se registraron mayores manifestaciones, por lo que hubo cierta calma inusual en los últimos días, con poco tráfico vehicular y ausencia completa de servicio de transporte. Los parques, sitios domingueros de obligado encuentro familiar, lucieron prácticamente abandonados.

Pocas gasolineras estaban abiertas y en las que atendieron se registraron colas de vehículos a lo largo del día, sin que estas fueran extensas.

El cierre de tiendas de barrio, panaderías, locales comerciales en diferentes sectores de la ciudad, también fue la tónica. Si encontraban alguna abierta, ya no disponían de pan, leche, huevos, que tuvieron gran demanda.

Pero en el Comité del Pueblo parecía que ni se habían enterado del toque de queda. La actividad comercial fue normal. Todos los negocios estaban abiertos, los comerciantes ambulantes ofertaban alimentos y frutas.

Al ingreso de este populoso barrio, en las puertas de la Dinapen, se aglomeraron familiares de los menores de edad detenidos en las manifestaciones.

En la Ofelia no hubo feria. El playón lucía vacío. Algunos comerciantes se apostaron en la vereda para vender sus productos.
Las avenidas 6 de Diciembre, 10 de Agosto, Galo Plaza Lasso, América y Occidental no registraron cierres.

En el sur

El toque de queda no terminó con las amenazas y saqueos. En Solanda, un grupo de manifestantes armados con palos y piedras obligó a los moradores a cerrar sus locales.

La respuesta de la vecindad fue unirse a la Policía, sin embargo, eso no pudo evitar que haya un intercambio de bombas lacrimógenas, en la esquina de la calle J.

“No son indígenas, son vándalos que se están aprovechando de la situación”, dice Marina Andrade, dueña de una tienda.

Los moradores señalan que faltó presencia policial, ya que inclusive con el toque de queda, hubo quienes salieron a seguir quemando llantas. (CM/AVV)

Manifestación permanente

Algunos puntos de la ciudad se mantuvieron con manifestantes a los largo del día. Uno de los lugares más complejos fue la autopista General Rumiñahui. Desde la mañana hasta la tarde hubo cierres esporádicos de la vía en varios tramos. Sin embargo, en horas de la tarde la situación empeoró cuando se bloqueó el paso a vehículos militares y se retuvo a algunos uniformados a la altura del intercambiador de la Simón Bolívar. Los militares fueron dejados en ropa interior y llevados a la casa comunal. Varios moradores pedían a los que protestaban que no agredieran a los militares.

El toque de queda decretado por el Gobierno la tarde del sábado, llevó a que al siguiente día la capital amanezca con un ambiente raro.

No se registraron mayores manifestaciones, por lo que hubo cierta calma inusual en los últimos días, con poco tráfico vehicular y ausencia completa de servicio de transporte. Los parques, sitios domingueros de obligado encuentro familiar, lucieron prácticamente abandonados.

Pocas gasolineras estaban abiertas y en las que atendieron se registraron colas de vehículos a lo largo del día, sin que estas fueran extensas.

El cierre de tiendas de barrio, panaderías, locales comerciales en diferentes sectores de la ciudad, también fue la tónica. Si encontraban alguna abierta, ya no disponían de pan, leche, huevos, que tuvieron gran demanda.

Pero en el Comité del Pueblo parecía que ni se habían enterado del toque de queda. La actividad comercial fue normal. Todos los negocios estaban abiertos, los comerciantes ambulantes ofertaban alimentos y frutas.

Al ingreso de este populoso barrio, en las puertas de la Dinapen, se aglomeraron familiares de los menores de edad detenidos en las manifestaciones.

En la Ofelia no hubo feria. El playón lucía vacío. Algunos comerciantes se apostaron en la vereda para vender sus productos.
Las avenidas 6 de Diciembre, 10 de Agosto, Galo Plaza Lasso, América y Occidental no registraron cierres.

En el sur

El toque de queda no terminó con las amenazas y saqueos. En Solanda, un grupo de manifestantes armados con palos y piedras obligó a los moradores a cerrar sus locales.

La respuesta de la vecindad fue unirse a la Policía, sin embargo, eso no pudo evitar que haya un intercambio de bombas lacrimógenas, en la esquina de la calle J.

“No son indígenas, son vándalos que se están aprovechando de la situación”, dice Marina Andrade, dueña de una tienda.

Los moradores señalan que faltó presencia policial, ya que inclusive con el toque de queda, hubo quienes salieron a seguir quemando llantas. (CM/AVV)

Manifestación permanente

Algunos puntos de la ciudad se mantuvieron con manifestantes a los largo del día. Uno de los lugares más complejos fue la autopista General Rumiñahui. Desde la mañana hasta la tarde hubo cierres esporádicos de la vía en varios tramos. Sin embargo, en horas de la tarde la situación empeoró cuando se bloqueó el paso a vehículos militares y se retuvo a algunos uniformados a la altura del intercambiador de la Simón Bolívar. Los militares fueron dejados en ropa interior y llevados a la casa comunal. Varios moradores pedían a los que protestaban que no agredieran a los militares.

El toque de queda decretado por el Gobierno la tarde del sábado, llevó a que al siguiente día la capital amanezca con un ambiente raro.

No se registraron mayores manifestaciones, por lo que hubo cierta calma inusual en los últimos días, con poco tráfico vehicular y ausencia completa de servicio de transporte. Los parques, sitios domingueros de obligado encuentro familiar, lucieron prácticamente abandonados.

Pocas gasolineras estaban abiertas y en las que atendieron se registraron colas de vehículos a lo largo del día, sin que estas fueran extensas.

El cierre de tiendas de barrio, panaderías, locales comerciales en diferentes sectores de la ciudad, también fue la tónica. Si encontraban alguna abierta, ya no disponían de pan, leche, huevos, que tuvieron gran demanda.

Pero en el Comité del Pueblo parecía que ni se habían enterado del toque de queda. La actividad comercial fue normal. Todos los negocios estaban abiertos, los comerciantes ambulantes ofertaban alimentos y frutas.

Al ingreso de este populoso barrio, en las puertas de la Dinapen, se aglomeraron familiares de los menores de edad detenidos en las manifestaciones.

En la Ofelia no hubo feria. El playón lucía vacío. Algunos comerciantes se apostaron en la vereda para vender sus productos.
Las avenidas 6 de Diciembre, 10 de Agosto, Galo Plaza Lasso, América y Occidental no registraron cierres.

En el sur

El toque de queda no terminó con las amenazas y saqueos. En Solanda, un grupo de manifestantes armados con palos y piedras obligó a los moradores a cerrar sus locales.

La respuesta de la vecindad fue unirse a la Policía, sin embargo, eso no pudo evitar que haya un intercambio de bombas lacrimógenas, en la esquina de la calle J.

“No son indígenas, son vándalos que se están aprovechando de la situación”, dice Marina Andrade, dueña de una tienda.

Los moradores señalan que faltó presencia policial, ya que inclusive con el toque de queda, hubo quienes salieron a seguir quemando llantas. (CM/AVV)

Manifestación permanente

Algunos puntos de la ciudad se mantuvieron con manifestantes a los largo del día. Uno de los lugares más complejos fue la autopista General Rumiñahui. Desde la mañana hasta la tarde hubo cierres esporádicos de la vía en varios tramos. Sin embargo, en horas de la tarde la situación empeoró cuando se bloqueó el paso a vehículos militares y se retuvo a algunos uniformados a la altura del intercambiador de la Simón Bolívar. Los militares fueron dejados en ropa interior y llevados a la casa comunal. Varios moradores pedían a los que protestaban que no agredieran a los militares.

El toque de queda decretado por el Gobierno la tarde del sábado, llevó a que al siguiente día la capital amanezca con un ambiente raro.

No se registraron mayores manifestaciones, por lo que hubo cierta calma inusual en los últimos días, con poco tráfico vehicular y ausencia completa de servicio de transporte. Los parques, sitios domingueros de obligado encuentro familiar, lucieron prácticamente abandonados.

Pocas gasolineras estaban abiertas y en las que atendieron se registraron colas de vehículos a lo largo del día, sin que estas fueran extensas.

El cierre de tiendas de barrio, panaderías, locales comerciales en diferentes sectores de la ciudad, también fue la tónica. Si encontraban alguna abierta, ya no disponían de pan, leche, huevos, que tuvieron gran demanda.

Pero en el Comité del Pueblo parecía que ni se habían enterado del toque de queda. La actividad comercial fue normal. Todos los negocios estaban abiertos, los comerciantes ambulantes ofertaban alimentos y frutas.

Al ingreso de este populoso barrio, en las puertas de la Dinapen, se aglomeraron familiares de los menores de edad detenidos en las manifestaciones.

En la Ofelia no hubo feria. El playón lucía vacío. Algunos comerciantes se apostaron en la vereda para vender sus productos.
Las avenidas 6 de Diciembre, 10 de Agosto, Galo Plaza Lasso, América y Occidental no registraron cierres.

En el sur

El toque de queda no terminó con las amenazas y saqueos. En Solanda, un grupo de manifestantes armados con palos y piedras obligó a los moradores a cerrar sus locales.

La respuesta de la vecindad fue unirse a la Policía, sin embargo, eso no pudo evitar que haya un intercambio de bombas lacrimógenas, en la esquina de la calle J.

“No son indígenas, son vándalos que se están aprovechando de la situación”, dice Marina Andrade, dueña de una tienda.

Los moradores señalan que faltó presencia policial, ya que inclusive con el toque de queda, hubo quienes salieron a seguir quemando llantas. (CM/AVV)

Manifestación permanente

Algunos puntos de la ciudad se mantuvieron con manifestantes a los largo del día. Uno de los lugares más complejos fue la autopista General Rumiñahui. Desde la mañana hasta la tarde hubo cierres esporádicos de la vía en varios tramos. Sin embargo, en horas de la tarde la situación empeoró cuando se bloqueó el paso a vehículos militares y se retuvo a algunos uniformados a la altura del intercambiador de la Simón Bolívar. Los militares fueron dejados en ropa interior y llevados a la casa comunal. Varios moradores pedían a los que protestaban que no agredieran a los militares.