Rafael Correa y la Seguridad

Paco Moncayo Gallegos

Sobre los cadáveres de más de 50 millones de soldados y civiles, víctimas de la II Guerra Mundial, se edificó el mundo bipolar de la Guerra Fría. El comunismo y el capitalismo iniciaron una brutal confrontación con la totalidad del planeta como escenario.

El primero contaba con una doctrina revolucionaria, el marxismo leninismo, en varias versiones: trotskismo, maoísmo, castrismo y guevarismo, entre las principales; las potencias capitalistas, por su parte, crearon una doctrina anticomunista que denominaron ‘Seguridad Nacional’.

Estados Unidos, asumió primero la doctrina francesa -fraguada después del fracaso de la potencia gala en Indochina y en la Guerra de Argelia- que tuvo un enfoque estrictamente militar. Luego edificó un Sistema de Seguridad Hemisférica, sobre la estructura del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), y toda una pedagogía contrasubversiva.

No hubo país en Latinoamérica que no fuera escenario de este sangriento enfrentamiento. Desde Cuba se comandó la estrategia comunista continental. En la reunión de la Organización Latinoamericana de Seguridad (OLAS), se planteó convertir a la Cordillera de los Andes en una Sierra Maestra. Los revolucionarios latinoamericanos fueron entrenados en la Unión Soviética, China, Libia y Cuba, entre otros destinos; las fuerzas gubernamentales en Panamá y Estados Unidos. América Latina puso el escenario y los muertos en una guerra que, en lo fundamental, no era suya.

La Doctrina llegó a Ecuador desde el Brasil, adecuada a la realidad nacional. En 1979, la Secretaría de Seguridad publicaba: “El sentido humanista de las seguridad nacional (preconiza) la necesidad de colocar al hombre en el centro de toda actividad social, política y económica; por lo tanto, sentirse corresponsable por todo aquello que genera injusticia, porque ofende a su dignidad. Toda sociedad si no quiere ser destruida, debe establecer un orden social justo”.

Entre los objetivos nacionales constaban: democracia, justicia social, Derechos Humanos y protección ambiental. Ese sistema vanguardista fue destruido en el gobierno de Rafael Correa, acusándolo de ser impuesto por el Imperio. Los acontecimientos de octubre obligan a un debate nacional sobre este asunto de importancia vital.

[email protected]

Paco Moncayo Gallegos

Sobre los cadáveres de más de 50 millones de soldados y civiles, víctimas de la II Guerra Mundial, se edificó el mundo bipolar de la Guerra Fría. El comunismo y el capitalismo iniciaron una brutal confrontación con la totalidad del planeta como escenario.

El primero contaba con una doctrina revolucionaria, el marxismo leninismo, en varias versiones: trotskismo, maoísmo, castrismo y guevarismo, entre las principales; las potencias capitalistas, por su parte, crearon una doctrina anticomunista que denominaron ‘Seguridad Nacional’.

Estados Unidos, asumió primero la doctrina francesa -fraguada después del fracaso de la potencia gala en Indochina y en la Guerra de Argelia- que tuvo un enfoque estrictamente militar. Luego edificó un Sistema de Seguridad Hemisférica, sobre la estructura del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), y toda una pedagogía contrasubversiva.

No hubo país en Latinoamérica que no fuera escenario de este sangriento enfrentamiento. Desde Cuba se comandó la estrategia comunista continental. En la reunión de la Organización Latinoamericana de Seguridad (OLAS), se planteó convertir a la Cordillera de los Andes en una Sierra Maestra. Los revolucionarios latinoamericanos fueron entrenados en la Unión Soviética, China, Libia y Cuba, entre otros destinos; las fuerzas gubernamentales en Panamá y Estados Unidos. América Latina puso el escenario y los muertos en una guerra que, en lo fundamental, no era suya.

La Doctrina llegó a Ecuador desde el Brasil, adecuada a la realidad nacional. En 1979, la Secretaría de Seguridad publicaba: “El sentido humanista de las seguridad nacional (preconiza) la necesidad de colocar al hombre en el centro de toda actividad social, política y económica; por lo tanto, sentirse corresponsable por todo aquello que genera injusticia, porque ofende a su dignidad. Toda sociedad si no quiere ser destruida, debe establecer un orden social justo”.

Entre los objetivos nacionales constaban: democracia, justicia social, Derechos Humanos y protección ambiental. Ese sistema vanguardista fue destruido en el gobierno de Rafael Correa, acusándolo de ser impuesto por el Imperio. Los acontecimientos de octubre obligan a un debate nacional sobre este asunto de importancia vital.

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Paco Moncayo Gallegos

Sobre los cadáveres de más de 50 millones de soldados y civiles, víctimas de la II Guerra Mundial, se edificó el mundo bipolar de la Guerra Fría. El comunismo y el capitalismo iniciaron una brutal confrontación con la totalidad del planeta como escenario.

El primero contaba con una doctrina revolucionaria, el marxismo leninismo, en varias versiones: trotskismo, maoísmo, castrismo y guevarismo, entre las principales; las potencias capitalistas, por su parte, crearon una doctrina anticomunista que denominaron ‘Seguridad Nacional’.

Estados Unidos, asumió primero la doctrina francesa -fraguada después del fracaso de la potencia gala en Indochina y en la Guerra de Argelia- que tuvo un enfoque estrictamente militar. Luego edificó un Sistema de Seguridad Hemisférica, sobre la estructura del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), y toda una pedagogía contrasubversiva.

No hubo país en Latinoamérica que no fuera escenario de este sangriento enfrentamiento. Desde Cuba se comandó la estrategia comunista continental. En la reunión de la Organización Latinoamericana de Seguridad (OLAS), se planteó convertir a la Cordillera de los Andes en una Sierra Maestra. Los revolucionarios latinoamericanos fueron entrenados en la Unión Soviética, China, Libia y Cuba, entre otros destinos; las fuerzas gubernamentales en Panamá y Estados Unidos. América Latina puso el escenario y los muertos en una guerra que, en lo fundamental, no era suya.

La Doctrina llegó a Ecuador desde el Brasil, adecuada a la realidad nacional. En 1979, la Secretaría de Seguridad publicaba: “El sentido humanista de las seguridad nacional (preconiza) la necesidad de colocar al hombre en el centro de toda actividad social, política y económica; por lo tanto, sentirse corresponsable por todo aquello que genera injusticia, porque ofende a su dignidad. Toda sociedad si no quiere ser destruida, debe establecer un orden social justo”.

Entre los objetivos nacionales constaban: democracia, justicia social, Derechos Humanos y protección ambiental. Ese sistema vanguardista fue destruido en el gobierno de Rafael Correa, acusándolo de ser impuesto por el Imperio. Los acontecimientos de octubre obligan a un debate nacional sobre este asunto de importancia vital.

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Paco Moncayo Gallegos

Sobre los cadáveres de más de 50 millones de soldados y civiles, víctimas de la II Guerra Mundial, se edificó el mundo bipolar de la Guerra Fría. El comunismo y el capitalismo iniciaron una brutal confrontación con la totalidad del planeta como escenario.

El primero contaba con una doctrina revolucionaria, el marxismo leninismo, en varias versiones: trotskismo, maoísmo, castrismo y guevarismo, entre las principales; las potencias capitalistas, por su parte, crearon una doctrina anticomunista que denominaron ‘Seguridad Nacional’.

Estados Unidos, asumió primero la doctrina francesa -fraguada después del fracaso de la potencia gala en Indochina y en la Guerra de Argelia- que tuvo un enfoque estrictamente militar. Luego edificó un Sistema de Seguridad Hemisférica, sobre la estructura del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), y toda una pedagogía contrasubversiva.

No hubo país en Latinoamérica que no fuera escenario de este sangriento enfrentamiento. Desde Cuba se comandó la estrategia comunista continental. En la reunión de la Organización Latinoamericana de Seguridad (OLAS), se planteó convertir a la Cordillera de los Andes en una Sierra Maestra. Los revolucionarios latinoamericanos fueron entrenados en la Unión Soviética, China, Libia y Cuba, entre otros destinos; las fuerzas gubernamentales en Panamá y Estados Unidos. América Latina puso el escenario y los muertos en una guerra que, en lo fundamental, no era suya.

La Doctrina llegó a Ecuador desde el Brasil, adecuada a la realidad nacional. En 1979, la Secretaría de Seguridad publicaba: “El sentido humanista de las seguridad nacional (preconiza) la necesidad de colocar al hombre en el centro de toda actividad social, política y económica; por lo tanto, sentirse corresponsable por todo aquello que genera injusticia, porque ofende a su dignidad. Toda sociedad si no quiere ser destruida, debe establecer un orden social justo”.

Entre los objetivos nacionales constaban: democracia, justicia social, Derechos Humanos y protección ambiental. Ese sistema vanguardista fue destruido en el gobierno de Rafael Correa, acusándolo de ser impuesto por el Imperio. Los acontecimientos de octubre obligan a un debate nacional sobre este asunto de importancia vital.

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