‘La 13’: oficios, comercio y tradición popular

PROPIETARIA. Gloria tiene este negocio hace más de 15 años.
PROPIETARIA. Gloria tiene este negocio hace más de 15 años.
PROPIETARIA. Gloria tiene este negocio hace más de 15 años.
PROPIETARIA. Gloria tiene este negocio hace más de 15 años.
PROPIETARIA. Gloria tiene este negocio hace más de 15 años.
PROPIETARIA. Gloria tiene este negocio hace más de 15 años.
PROPIETARIA. Gloria tiene este negocio hace más de 15 años.
PROPIETARIA. Gloria tiene este negocio hace más de 15 años.

Todos los días circulan cientos de vehículos por la 13 de Abril, pero la mayoría de personas no se atreven a pasar de a pie. Si nos detenemos por un momento descubrimos que este lugar está construido por casas coloridas que fueron levantadas hace más de 100 años y que dentro de algunas se mueven varios de los negocios más populares de Ambato.

Caminar por la 13 de Abril es descubrir que esta calle va más allá de lo que el imaginario colectivo nos dice, “delincuencia, miedo, prostitución, alboroto”.

Rótulos, cintas para reinas y colchas taurinas

Al finalizar la Mera, giramos a la derecha y empieza ‘la 13’, el primer local que encontramos es el de Gloria Guamán. Seguro todos lo vimos alguna vez, está cubierto de rótulos, cintas para reinas y colchas taurinas.

Entrar al sitio es conectar con la familia, Gloria está en el mostrador mientras su hija trabaja en algún bordado, “este es un negocio familiar que emprendió mi hermano y luego se convirtió en el sustento de todos”.

Si no fuimos nosotros, alguna vez nuestros compañeros de escuela, colegio o trabajo acudieron a comprar alguna cinta donde Gloria ya sea para la Navidad, el día de deportes o el Día de los Muertos.

Todos los días circulan cientos de vehículos por la 13 de Abril, pero la mayoría de personas no se atreven a pasar de a pie. Si nos detenemos por un momento descubrimos que este lugar está construido por casas coloridas que fueron levantadas hace más de 100 años y que dentro de algunas se mueven varios de los negocios más populares de Ambato.

Caminar por la 13 de Abril es descubrir que esta calle va más allá de lo que el imaginario colectivo nos dice, “delincuencia, miedo, prostitución, alboroto”.

Rótulos, cintas para reinas y colchas taurinas

Al finalizar la Mera, giramos a la derecha y empieza ‘la 13’, el primer local que encontramos es el de Gloria Guamán. Seguro todos lo vimos alguna vez, está cubierto de rótulos, cintas para reinas y colchas taurinas.

Entrar al sitio es conectar con la familia, Gloria está en el mostrador mientras su hija trabaja en algún bordado, “este es un negocio familiar que emprendió mi hermano y luego se convirtió en el sustento de todos”.

Si no fuimos nosotros, alguna vez nuestros compañeros de escuela, colegio o trabajo acudieron a comprar alguna cinta donde Gloria ya sea para la Navidad, el día de deportes o el Día de los Muertos.

Todos los días circulan cientos de vehículos por la 13 de Abril, pero la mayoría de personas no se atreven a pasar de a pie. Si nos detenemos por un momento descubrimos que este lugar está construido por casas coloridas que fueron levantadas hace más de 100 años y que dentro de algunas se mueven varios de los negocios más populares de Ambato.

Caminar por la 13 de Abril es descubrir que esta calle va más allá de lo que el imaginario colectivo nos dice, “delincuencia, miedo, prostitución, alboroto”.

Rótulos, cintas para reinas y colchas taurinas

Al finalizar la Mera, giramos a la derecha y empieza ‘la 13’, el primer local que encontramos es el de Gloria Guamán. Seguro todos lo vimos alguna vez, está cubierto de rótulos, cintas para reinas y colchas taurinas.

Entrar al sitio es conectar con la familia, Gloria está en el mostrador mientras su hija trabaja en algún bordado, “este es un negocio familiar que emprendió mi hermano y luego se convirtió en el sustento de todos”.

Si no fuimos nosotros, alguna vez nuestros compañeros de escuela, colegio o trabajo acudieron a comprar alguna cinta donde Gloria ya sea para la Navidad, el día de deportes o el Día de los Muertos.

SEGUNDO. El hombre pasa todos los días en su taller y escucha música mientras trabaja.
SEGUNDO. El hombre pasa todos los días en su taller y escucha música mientras trabaja.
SEGUNDO. El hombre pasa todos los días en su taller y escucha música mientras trabaja.
SEGUNDO. El hombre pasa todos los días en su taller y escucha música mientras trabaja.
SEGUNDO. El hombre pasa todos los días en su taller y escucha música mientras trabaja.
SEGUNDO. El hombre pasa todos los días en su taller y escucha música mientras trabaja.
SEGUNDO. El hombre pasa todos los días en su taller y escucha música mientras trabaja.
SEGUNDO. El hombre pasa todos los días en su taller y escucha música mientras trabaja.

Todos los días circulan cientos de vehículos por la 13 de Abril, pero la mayoría de personas no se atreven a pasar de a pie. Si nos detenemos por un momento descubrimos que este lugar está construido por casas coloridas que fueron levantadas hace más de 100 años y que dentro de algunas se mueven varios de los negocios más populares de Ambato.

Caminar por la 13 de Abril es descubrir que esta calle va más allá de lo que el imaginario colectivo nos dice, “delincuencia, miedo, prostitución, alboroto”.

Rótulos, cintas para reinas y colchas taurinas

Al finalizar la Mera, giramos a la derecha y empieza ‘la 13’, el primer local que encontramos es el de Gloria Guamán. Seguro todos lo vimos alguna vez, está cubierto de rótulos, cintas para reinas y colchas taurinas.

Entrar al sitio es conectar con la familia, Gloria está en el mostrador mientras su hija trabaja en algún bordado, “este es un negocio familiar que emprendió mi hermano y luego se convirtió en el sustento de todos”.

Si no fuimos nosotros, alguna vez nuestros compañeros de escuela, colegio o trabajo acudieron a comprar alguna cinta donde Gloria ya sea para la Navidad, el día de deportes o el Día de los Muertos.

Cerrajería y molinos de grano

Uno de los sitios más visibles de la caminata es el taller de cerrajería de Segundo Rodríguez, a quien todos los vecinos conocen pues su negocio está en ‘La 13’ hace 20 años.

El fuerte de Segundo es la construcción de molinos de granos secos, pero cuenta que lamentablemente debido a la falta de material ya no ha podido confeccionarlos.

“Un amigo y yo comenzamos con este trabajo, él tenía un molino y alguien quiso comprarle y nos pusimos a hacerlos”, dice Rodríguez.

El oficio de cerrajero lo aprendió de su suegro, y es ahora lo que le permite seguir manteniéndose.

Cerrajería y molinos de grano

Uno de los sitios más visibles de la caminata es el taller de cerrajería de Segundo Rodríguez, a quien todos los vecinos conocen pues su negocio está en ‘La 13’ hace 20 años.

El fuerte de Segundo es la construcción de molinos de granos secos, pero cuenta que lamentablemente debido a la falta de material ya no ha podido confeccionarlos.

“Un amigo y yo comenzamos con este trabajo, él tenía un molino y alguien quiso comprarle y nos pusimos a hacerlos”, dice Rodríguez.

El oficio de cerrajero lo aprendió de su suegro, y es ahora lo que le permite seguir manteniéndose.

Cerrajería y molinos de grano

Uno de los sitios más visibles de la caminata es el taller de cerrajería de Segundo Rodríguez, a quien todos los vecinos conocen pues su negocio está en ‘La 13’ hace 20 años.

El fuerte de Segundo es la construcción de molinos de granos secos, pero cuenta que lamentablemente debido a la falta de material ya no ha podido confeccionarlos.

“Un amigo y yo comenzamos con este trabajo, él tenía un molino y alguien quiso comprarle y nos pusimos a hacerlos”, dice Rodríguez.

El oficio de cerrajero lo aprendió de su suegro, y es ahora lo que le permite seguir manteniéndose.

Cerrajería y molinos de grano

Uno de los sitios más visibles de la caminata es el taller de cerrajería de Segundo Rodríguez, a quien todos los vecinos conocen pues su negocio está en ‘La 13’ hace 20 años.

El fuerte de Segundo es la construcción de molinos de granos secos, pero cuenta que lamentablemente debido a la falta de material ya no ha podido confeccionarlos.

“Un amigo y yo comenzamos con este trabajo, él tenía un molino y alguien quiso comprarle y nos pusimos a hacerlos”, dice Rodríguez.

El oficio de cerrajero lo aprendió de su suegro, y es ahora lo que le permite seguir manteniéndose.

OFICIO. Mauro aprendió el trabajo de un amigo que murió hace cinco años.
OFICIO. Mauro aprendió el trabajo de un amigo que murió hace cinco años.
OFICIO. Mauro aprendió el trabajo de un amigo que murió hace cinco años.
OFICIO. Mauro aprendió el trabajo de un amigo que murió hace cinco años.
OFICIO. Mauro aprendió el trabajo de un amigo que murió hace cinco años.
OFICIO. Mauro aprendió el trabajo de un amigo que murió hace cinco años.
OFICIO. Mauro aprendió el trabajo de un amigo que murió hace cinco años.
OFICIO. Mauro aprendió el trabajo de un amigo que murió hace cinco años.

Canales de agua lluvia

Al final de la calle, arrodillado sobre la vereda con un soplete de fuego en las manos, Mauro Altamirano construye canales de agua lluvia. Desde hace 20 años un rótulo pequeño hecho a mano cuelga de la puerta de su taller.

“Nunca le puse un nombre, por suerte ya me conocen los maestros constructores, los arquitectos y los ingenieros”, dice Mauro, quien asegura que el trabajo nunca le falta.

El maestro Mauro, como lo conocen, manifiesta que al menos en su familia con él muere este trabajo ya que nadie le siguió la pauta.

También hace campanas y extractores de olor. Contento confiesa que su oficio le encanta y que pese a sus 69 años de edad todavía se sube a los techos sin ningún problema.

Canales de agua lluvia

Al final de la calle, arrodillado sobre la vereda con un soplete de fuego en las manos, Mauro Altamirano construye canales de agua lluvia. Desde hace 20 años un rótulo pequeño hecho a mano cuelga de la puerta de su taller.

“Nunca le puse un nombre, por suerte ya me conocen los maestros constructores, los arquitectos y los ingenieros”, dice Mauro, quien asegura que el trabajo nunca le falta.

El maestro Mauro, como lo conocen, manifiesta que al menos en su familia con él muere este trabajo ya que nadie le siguió la pauta.

También hace campanas y extractores de olor. Contento confiesa que su oficio le encanta y que pese a sus 69 años de edad todavía se sube a los techos sin ningún problema.

Canales de agua lluvia

Al final de la calle, arrodillado sobre la vereda con un soplete de fuego en las manos, Mauro Altamirano construye canales de agua lluvia. Desde hace 20 años un rótulo pequeño hecho a mano cuelga de la puerta de su taller.

“Nunca le puse un nombre, por suerte ya me conocen los maestros constructores, los arquitectos y los ingenieros”, dice Mauro, quien asegura que el trabajo nunca le falta.

El maestro Mauro, como lo conocen, manifiesta que al menos en su familia con él muere este trabajo ya que nadie le siguió la pauta.

También hace campanas y extractores de olor. Contento confiesa que su oficio le encanta y que pese a sus 69 años de edad todavía se sube a los techos sin ningún problema.

Canales de agua lluvia

Al final de la calle, arrodillado sobre la vereda con un soplete de fuego en las manos, Mauro Altamirano construye canales de agua lluvia. Desde hace 20 años un rótulo pequeño hecho a mano cuelga de la puerta de su taller.

“Nunca le puse un nombre, por suerte ya me conocen los maestros constructores, los arquitectos y los ingenieros”, dice Mauro, quien asegura que el trabajo nunca le falta.

El maestro Mauro, como lo conocen, manifiesta que al menos en su familia con él muere este trabajo ya que nadie le siguió la pauta.

También hace campanas y extractores de olor. Contento confiesa que su oficio le encanta y que pese a sus 69 años de edad todavía se sube a los techos sin ningún problema.