Un espacio de historias y antigüedades en Ambato

Personaje. Los días de mayor afluencia de personas son los domingos y lunes.
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Personaje. Los días de mayor afluencia de personas son los domingos y lunes.
Personaje. Los días de mayor afluencia de personas son los domingos y lunes.

Dependiendo del barrio y familia donde creció los domingos por la mañana son diferentes para cada ambateño, estos pueden ir desde la misa a tempranas horas para luego pasar por un llapingacho y un jugo, talvez para otros está la caminata por el paseo ecológico, la rumba en el parque de ‘El Sueño’ o el paseo por ‘Los fierros viejos’ de lo que hoy es el Centro comercial popular Simón Bolívar.

Encanto

Este último, para muchos, tiene un sentido especial para buscar recuerdos que se hacen palpables en objetos, monedas que engrosen la colección, juguetes antiguos de una niñez perdida o el tesoro que complete aquella repisa.

Dentro de este recorrido es infaltable pasar por el puesto de Don Jaime Simchiri que se encuentra en la parte final de esta feria, en su local enclavado entre los aparatos tecnológicos.

Hay dos puestos de antigüedades juntos, afuera de estos se encuentran vitrinas de aluminio que guardan varios objetos como cámaras, en el lugar que ocupa Jaime, tiene varios relojes a la vista, monedas y una cartera que mezcla la plata con la tela, a sus espaldas está su cubículo que guarda, máquinas de escribir, libros, acetatos, lámparas y hasta relojes de péndulo.

Su historia

Jaime tiene 70 años y desde hace 50 se dedica a comerciar con objetos antiguos, sus inicios fueron en la feria de la calle Tomas Sevilla junto a su madre que se dedicaba a comerciar ropa, cuando cumplió 20 instaló su propio puesto e inició con la venta de objetos usados y antigüedades.

“Siempre andaba con mi mamá en las ferias, me gustó desde pequeño porque veía como ella compraba, limpiaba le gustaba las antigüedades, en la Tomás Sevilla a lado de mi mamá tuve mi primer puesto”, contó Jaime.

Su primera guía fue su madre que le enseñó los secretos del negocio y con quien aprendió de los objetos que se vendían dependiendo de los materiales, años y estado en el que se encontraba. “En aquellos años vendíamos ollitas, planchas, cuadros, ahí se vendían las monedas y los billetes que se llamaban sabanas que eran grandotes ahora ya no hay”, aseguró.

Proceso

Jaime recolecta los objetos que vende de diversas maneras, incluso hay gente que quiere deshacerse de lo que tiene en la casa y que lo llaman para que pueda llevarse todo, de varias de estas visitas ha sacado ‘tesoros’ entre las que se cuentan fonógrafos, vitrolas y hasta bañeras de inicios del siglo veinte.

Durante 50 años el comerciante ha podido mantener a su familia con esta actividad, con temporadas bajas y difíciles como Navidad y Fin de Año, pero otras en las que el negocio se recupera y que son en las Fiestas de Ambato.

Entre sus clientes frecuentes figuran personas de Otavalo, Guaranda y de Ambato que llegan hasta Jaime para conocer las novedades que le han llegado durante la semana o buscar monedas de otros países. (AVI)

Dependiendo del barrio y familia donde creció los domingos por la mañana son diferentes para cada ambateño, estos pueden ir desde la misa a tempranas horas para luego pasar por un llapingacho y un jugo, talvez para otros está la caminata por el paseo ecológico, la rumba en el parque de ‘El Sueño’ o el paseo por ‘Los fierros viejos’ de lo que hoy es el Centro comercial popular Simón Bolívar.

Encanto

Este último, para muchos, tiene un sentido especial para buscar recuerdos que se hacen palpables en objetos, monedas que engrosen la colección, juguetes antiguos de una niñez perdida o el tesoro que complete aquella repisa.

Dentro de este recorrido es infaltable pasar por el puesto de Don Jaime Simchiri que se encuentra en la parte final de esta feria, en su local enclavado entre los aparatos tecnológicos.

Hay dos puestos de antigüedades juntos, afuera de estos se encuentran vitrinas de aluminio que guardan varios objetos como cámaras, en el lugar que ocupa Jaime, tiene varios relojes a la vista, monedas y una cartera que mezcla la plata con la tela, a sus espaldas está su cubículo que guarda, máquinas de escribir, libros, acetatos, lámparas y hasta relojes de péndulo.

Su historia

Jaime tiene 70 años y desde hace 50 se dedica a comerciar con objetos antiguos, sus inicios fueron en la feria de la calle Tomas Sevilla junto a su madre que se dedicaba a comerciar ropa, cuando cumplió 20 instaló su propio puesto e inició con la venta de objetos usados y antigüedades.

“Siempre andaba con mi mamá en las ferias, me gustó desde pequeño porque veía como ella compraba, limpiaba le gustaba las antigüedades, en la Tomás Sevilla a lado de mi mamá tuve mi primer puesto”, contó Jaime.

Su primera guía fue su madre que le enseñó los secretos del negocio y con quien aprendió de los objetos que se vendían dependiendo de los materiales, años y estado en el que se encontraba. “En aquellos años vendíamos ollitas, planchas, cuadros, ahí se vendían las monedas y los billetes que se llamaban sabanas que eran grandotes ahora ya no hay”, aseguró.

Proceso

Jaime recolecta los objetos que vende de diversas maneras, incluso hay gente que quiere deshacerse de lo que tiene en la casa y que lo llaman para que pueda llevarse todo, de varias de estas visitas ha sacado ‘tesoros’ entre las que se cuentan fonógrafos, vitrolas y hasta bañeras de inicios del siglo veinte.

Durante 50 años el comerciante ha podido mantener a su familia con esta actividad, con temporadas bajas y difíciles como Navidad y Fin de Año, pero otras en las que el negocio se recupera y que son en las Fiestas de Ambato.

Entre sus clientes frecuentes figuran personas de Otavalo, Guaranda y de Ambato que llegan hasta Jaime para conocer las novedades que le han llegado durante la semana o buscar monedas de otros países. (AVI)

Dependiendo del barrio y familia donde creció los domingos por la mañana son diferentes para cada ambateño, estos pueden ir desde la misa a tempranas horas para luego pasar por un llapingacho y un jugo, talvez para otros está la caminata por el paseo ecológico, la rumba en el parque de ‘El Sueño’ o el paseo por ‘Los fierros viejos’ de lo que hoy es el Centro comercial popular Simón Bolívar.

Encanto

Este último, para muchos, tiene un sentido especial para buscar recuerdos que se hacen palpables en objetos, monedas que engrosen la colección, juguetes antiguos de una niñez perdida o el tesoro que complete aquella repisa.

Dentro de este recorrido es infaltable pasar por el puesto de Don Jaime Simchiri que se encuentra en la parte final de esta feria, en su local enclavado entre los aparatos tecnológicos.

Hay dos puestos de antigüedades juntos, afuera de estos se encuentran vitrinas de aluminio que guardan varios objetos como cámaras, en el lugar que ocupa Jaime, tiene varios relojes a la vista, monedas y una cartera que mezcla la plata con la tela, a sus espaldas está su cubículo que guarda, máquinas de escribir, libros, acetatos, lámparas y hasta relojes de péndulo.

Su historia

Jaime tiene 70 años y desde hace 50 se dedica a comerciar con objetos antiguos, sus inicios fueron en la feria de la calle Tomas Sevilla junto a su madre que se dedicaba a comerciar ropa, cuando cumplió 20 instaló su propio puesto e inició con la venta de objetos usados y antigüedades.

“Siempre andaba con mi mamá en las ferias, me gustó desde pequeño porque veía como ella compraba, limpiaba le gustaba las antigüedades, en la Tomás Sevilla a lado de mi mamá tuve mi primer puesto”, contó Jaime.

Su primera guía fue su madre que le enseñó los secretos del negocio y con quien aprendió de los objetos que se vendían dependiendo de los materiales, años y estado en el que se encontraba. “En aquellos años vendíamos ollitas, planchas, cuadros, ahí se vendían las monedas y los billetes que se llamaban sabanas que eran grandotes ahora ya no hay”, aseguró.

Proceso

Jaime recolecta los objetos que vende de diversas maneras, incluso hay gente que quiere deshacerse de lo que tiene en la casa y que lo llaman para que pueda llevarse todo, de varias de estas visitas ha sacado ‘tesoros’ entre las que se cuentan fonógrafos, vitrolas y hasta bañeras de inicios del siglo veinte.

Durante 50 años el comerciante ha podido mantener a su familia con esta actividad, con temporadas bajas y difíciles como Navidad y Fin de Año, pero otras en las que el negocio se recupera y que son en las Fiestas de Ambato.

Entre sus clientes frecuentes figuran personas de Otavalo, Guaranda y de Ambato que llegan hasta Jaime para conocer las novedades que le han llegado durante la semana o buscar monedas de otros países. (AVI)

Dependiendo del barrio y familia donde creció los domingos por la mañana son diferentes para cada ambateño, estos pueden ir desde la misa a tempranas horas para luego pasar por un llapingacho y un jugo, talvez para otros está la caminata por el paseo ecológico, la rumba en el parque de ‘El Sueño’ o el paseo por ‘Los fierros viejos’ de lo que hoy es el Centro comercial popular Simón Bolívar.

Encanto

Este último, para muchos, tiene un sentido especial para buscar recuerdos que se hacen palpables en objetos, monedas que engrosen la colección, juguetes antiguos de una niñez perdida o el tesoro que complete aquella repisa.

Dentro de este recorrido es infaltable pasar por el puesto de Don Jaime Simchiri que se encuentra en la parte final de esta feria, en su local enclavado entre los aparatos tecnológicos.

Hay dos puestos de antigüedades juntos, afuera de estos se encuentran vitrinas de aluminio que guardan varios objetos como cámaras, en el lugar que ocupa Jaime, tiene varios relojes a la vista, monedas y una cartera que mezcla la plata con la tela, a sus espaldas está su cubículo que guarda, máquinas de escribir, libros, acetatos, lámparas y hasta relojes de péndulo.

Su historia

Jaime tiene 70 años y desde hace 50 se dedica a comerciar con objetos antiguos, sus inicios fueron en la feria de la calle Tomas Sevilla junto a su madre que se dedicaba a comerciar ropa, cuando cumplió 20 instaló su propio puesto e inició con la venta de objetos usados y antigüedades.

“Siempre andaba con mi mamá en las ferias, me gustó desde pequeño porque veía como ella compraba, limpiaba le gustaba las antigüedades, en la Tomás Sevilla a lado de mi mamá tuve mi primer puesto”, contó Jaime.

Su primera guía fue su madre que le enseñó los secretos del negocio y con quien aprendió de los objetos que se vendían dependiendo de los materiales, años y estado en el que se encontraba. “En aquellos años vendíamos ollitas, planchas, cuadros, ahí se vendían las monedas y los billetes que se llamaban sabanas que eran grandotes ahora ya no hay”, aseguró.

Proceso

Jaime recolecta los objetos que vende de diversas maneras, incluso hay gente que quiere deshacerse de lo que tiene en la casa y que lo llaman para que pueda llevarse todo, de varias de estas visitas ha sacado ‘tesoros’ entre las que se cuentan fonógrafos, vitrolas y hasta bañeras de inicios del siglo veinte.

Durante 50 años el comerciante ha podido mantener a su familia con esta actividad, con temporadas bajas y difíciles como Navidad y Fin de Año, pero otras en las que el negocio se recupera y que son en las Fiestas de Ambato.

Entre sus clientes frecuentes figuran personas de Otavalo, Guaranda y de Ambato que llegan hasta Jaime para conocer las novedades que le han llegado durante la semana o buscar monedas de otros países. (AVI)