Lectura correcta

“Solo una mente educada puede entender un pensamiento diferente al suyo sin necesidad de aceptarlo” Aristóteles. Pretender subordinar lectura y escritura a la agenda del poder político, influir con ambiciones corruptas, violentas, desestabilizar, victimar al ensayo es obra de pensamientos absorbidos por la inercia politiquera ofreciendo resguardar a la pobreza, mientras, su lóbrega existencia, plácidamente vive del dinero del pueblo, de ese capital humano, que, trabajando de sol a sol, busca su subsistencia y evolución a una mejor calidad de vida. Buenas lecturas hacen interesante a la persona, lo cultiva para que sus pensamientos y acciones sean firmes, honrados, brillantes, valientes, responsables con sus compromisos y decisiones, motivando, aleccionando, garantizando seguridad, especialmente jurídica y cumplimiento de promesas. «Analfabetos ha habido siempre pero nunca habían salido de la universidad». Ese es el burócrata demostrando superioridad al desempeñar un cargo público, entorpeciendo así, únicamente su vida y la de los demás, negando, prolongando, manipulando trámites sencillos y ágiles. Esa es la inhumanidad y el desparpajo de iletrados, que jamás han leído un libro, ni siquiera los insinuados por la educación básica. Eso es sometimiento a la ignorancia construida por sectarios equivocados. Lo propicio es lo que manda la razón: “¿Quieres prosperar? Trabaja, ahorra y capitaliza. ¿Quieres estar en forma? Corre, entrena el cuerpo y aliméntate bien. ¿Quieres saber mucho? Lee, estudia, pregunta y disciplina tu mente. ¿Quieres que tu país salga de la pobreza? Deja de votar por las mismas políticas fallidas redistributivas y buenistas, que lo único que hacen es incentivar el parasitismo social y castigar la producción y la generación de la riqueza.”

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