Habilidad y amor en el pesebre de la familia Escobar

HISTORIA. El pesebre ha estado en la familia durante unos 40 años.
HISTORIA. El pesebre ha estado en la familia durante unos 40 años.
HISTORIA. El pesebre ha estado en la familia durante unos 40 años.
HISTORIA. El pesebre ha estado en la familia durante unos 40 años.
HISTORIA. El pesebre ha estado en la familia durante unos 40 años.
HISTORIA. El pesebre ha estado en la familia durante unos 40 años.
HISTORIA. El pesebre ha estado en la familia durante unos 40 años.
HISTORIA. El pesebre ha estado en la familia durante unos 40 años.

Decenas de casitas hechas con lija, cartón y madera han sido pintadas e instaladas en todo el pesebre, cada una cuenta con sus propios detalles y colores, todas son fruto de alguna Navidad en la que Efraín Escobar y Amparo Meléndez decidieron sentarse y con sus propias manos elaborar accesorios para este símbolo familiar.

La historia de este pesebre comenzó hace casi 40 años cuando Efraín ayudaba a la mamá de su novia Amparo, hoy su esposa, a montar la estructura para el pesebre, pero cuando los dos unieron sus vidas la suegra decidió regalarles las figuras para que ellos continúen con la tradición.

“Seguimos con la tradición, cada año compramos nuevas piecitas y mi esposo también las hace, él es muy hábil, muchas de las cosas que están aquí son elaboradas por nosotros mismo”, manifestó Amparo Meléndez.

Las figuras centrales del pesebre son de cerámica, están llenas de finos detalles y resaltan de entre todo el montaje.

Componentes

Desde este año comenzaron a añadirle una parte mecánica y eléctrica a la cual doña Amparo le denomina la ‘Ciudad de nieve’, aquí la creatividad está presente y el algodón ha servido para simular nieve y túneles por donde circula un pequeño tren que es de las nuevas adquisiciones de la familia.

“Me compré un kit de casita como si fueran del Polo Norte y de ahí le añadimos piecitas para poder complementar, muchas de las figuras también son obsequiadas, como el pesebre es grande mis hermanos y familiares traen algo y dicen que lo compraron para nosotros”, contó Meléndez.

La familia nunca ha contado el número de piezas que poseen, sin embargo, el armarlo es una tarea que en esta ocasión les tomó dos semanas y media por cuatro horas diarias, pues el pesebre tiene una estructura interna de metal de dos pisos sobre la cual reposan tableros de madera que dan soporte a la instalación.

Todo esto se complementa con la novena que la realiza con la familia. “Para nosotros el pesebre es compartir el tiempo mientras se lo elabora, son nuevas ilusiones, cuando lo armamos conversamos sobre lo que quisiéramos lograr en el nuevo año, se convierte en esperanza en luz”, manifestó Meléndez. (AVI)

Decenas de casitas hechas con lija, cartón y madera han sido pintadas e instaladas en todo el pesebre, cada una cuenta con sus propios detalles y colores, todas son fruto de alguna Navidad en la que Efraín Escobar y Amparo Meléndez decidieron sentarse y con sus propias manos elaborar accesorios para este símbolo familiar.

La historia de este pesebre comenzó hace casi 40 años cuando Efraín ayudaba a la mamá de su novia Amparo, hoy su esposa, a montar la estructura para el pesebre, pero cuando los dos unieron sus vidas la suegra decidió regalarles las figuras para que ellos continúen con la tradición.

“Seguimos con la tradición, cada año compramos nuevas piecitas y mi esposo también las hace, él es muy hábil, muchas de las cosas que están aquí son elaboradas por nosotros mismo”, manifestó Amparo Meléndez.

Las figuras centrales del pesebre son de cerámica, están llenas de finos detalles y resaltan de entre todo el montaje.

Componentes

Desde este año comenzaron a añadirle una parte mecánica y eléctrica a la cual doña Amparo le denomina la ‘Ciudad de nieve’, aquí la creatividad está presente y el algodón ha servido para simular nieve y túneles por donde circula un pequeño tren que es de las nuevas adquisiciones de la familia.

“Me compré un kit de casita como si fueran del Polo Norte y de ahí le añadimos piecitas para poder complementar, muchas de las figuras también son obsequiadas, como el pesebre es grande mis hermanos y familiares traen algo y dicen que lo compraron para nosotros”, contó Meléndez.

La familia nunca ha contado el número de piezas que poseen, sin embargo, el armarlo es una tarea que en esta ocasión les tomó dos semanas y media por cuatro horas diarias, pues el pesebre tiene una estructura interna de metal de dos pisos sobre la cual reposan tableros de madera que dan soporte a la instalación.

Todo esto se complementa con la novena que la realiza con la familia. “Para nosotros el pesebre es compartir el tiempo mientras se lo elabora, son nuevas ilusiones, cuando lo armamos conversamos sobre lo que quisiéramos lograr en el nuevo año, se convierte en esperanza en luz”, manifestó Meléndez. (AVI)

Decenas de casitas hechas con lija, cartón y madera han sido pintadas e instaladas en todo el pesebre, cada una cuenta con sus propios detalles y colores, todas son fruto de alguna Navidad en la que Efraín Escobar y Amparo Meléndez decidieron sentarse y con sus propias manos elaborar accesorios para este símbolo familiar.

La historia de este pesebre comenzó hace casi 40 años cuando Efraín ayudaba a la mamá de su novia Amparo, hoy su esposa, a montar la estructura para el pesebre, pero cuando los dos unieron sus vidas la suegra decidió regalarles las figuras para que ellos continúen con la tradición.

“Seguimos con la tradición, cada año compramos nuevas piecitas y mi esposo también las hace, él es muy hábil, muchas de las cosas que están aquí son elaboradas por nosotros mismo”, manifestó Amparo Meléndez.

Las figuras centrales del pesebre son de cerámica, están llenas de finos detalles y resaltan de entre todo el montaje.

Componentes

Desde este año comenzaron a añadirle una parte mecánica y eléctrica a la cual doña Amparo le denomina la ‘Ciudad de nieve’, aquí la creatividad está presente y el algodón ha servido para simular nieve y túneles por donde circula un pequeño tren que es de las nuevas adquisiciones de la familia.

“Me compré un kit de casita como si fueran del Polo Norte y de ahí le añadimos piecitas para poder complementar, muchas de las figuras también son obsequiadas, como el pesebre es grande mis hermanos y familiares traen algo y dicen que lo compraron para nosotros”, contó Meléndez.

La familia nunca ha contado el número de piezas que poseen, sin embargo, el armarlo es una tarea que en esta ocasión les tomó dos semanas y media por cuatro horas diarias, pues el pesebre tiene una estructura interna de metal de dos pisos sobre la cual reposan tableros de madera que dan soporte a la instalación.

Todo esto se complementa con la novena que la realiza con la familia. “Para nosotros el pesebre es compartir el tiempo mientras se lo elabora, son nuevas ilusiones, cuando lo armamos conversamos sobre lo que quisiéramos lograr en el nuevo año, se convierte en esperanza en luz”, manifestó Meléndez. (AVI)

Decenas de casitas hechas con lija, cartón y madera han sido pintadas e instaladas en todo el pesebre, cada una cuenta con sus propios detalles y colores, todas son fruto de alguna Navidad en la que Efraín Escobar y Amparo Meléndez decidieron sentarse y con sus propias manos elaborar accesorios para este símbolo familiar.

La historia de este pesebre comenzó hace casi 40 años cuando Efraín ayudaba a la mamá de su novia Amparo, hoy su esposa, a montar la estructura para el pesebre, pero cuando los dos unieron sus vidas la suegra decidió regalarles las figuras para que ellos continúen con la tradición.

“Seguimos con la tradición, cada año compramos nuevas piecitas y mi esposo también las hace, él es muy hábil, muchas de las cosas que están aquí son elaboradas por nosotros mismo”, manifestó Amparo Meléndez.

Las figuras centrales del pesebre son de cerámica, están llenas de finos detalles y resaltan de entre todo el montaje.

Componentes

Desde este año comenzaron a añadirle una parte mecánica y eléctrica a la cual doña Amparo le denomina la ‘Ciudad de nieve’, aquí la creatividad está presente y el algodón ha servido para simular nieve y túneles por donde circula un pequeño tren que es de las nuevas adquisiciones de la familia.

“Me compré un kit de casita como si fueran del Polo Norte y de ahí le añadimos piecitas para poder complementar, muchas de las figuras también son obsequiadas, como el pesebre es grande mis hermanos y familiares traen algo y dicen que lo compraron para nosotros”, contó Meléndez.

La familia nunca ha contado el número de piezas que poseen, sin embargo, el armarlo es una tarea que en esta ocasión les tomó dos semanas y media por cuatro horas diarias, pues el pesebre tiene una estructura interna de metal de dos pisos sobre la cual reposan tableros de madera que dan soporte a la instalación.

Todo esto se complementa con la novena que la realiza con la familia. “Para nosotros el pesebre es compartir el tiempo mientras se lo elabora, son nuevas ilusiones, cuando lo armamos conversamos sobre lo que quisiéramos lograr en el nuevo año, se convierte en esperanza en luz”, manifestó Meléndez. (AVI)