El río, sus vados

Andrés Pachano

“… Padre, decidme qué / le han hecho al río que ya no canta. / Resbala como un barbo /

muerto bajo un palmo de espuma blanca. / Padre, que el río ya no es el río. / Padre, antes de que llegue el verano / esconded todo lo que esté vivo…”.

Recojo estos versos de Joan Manuel Serrat, para hacerles llegar a quienes nos han dejado sin nuestro río, a aquellos, a todos, los que medran con sus aguas y que envilecidos hacen dinero a expensas de su sequedad. Las recojo para aquellos que han hecho que “nuestro río ya no sea más el río”. Los rescato para consolarnos tan solo en el recuerdo de lo que él fue, de sus vegas… de sus añejas nostalgias… de sus rumores. Recobro esos versos en esta época en que se le cantaba y hoy ya ni se le atisba, ni siquiera de reojo para que las penas no nos invadan.

Que distinto es hoy su decurso, aquel que en un antaño no tan lejano lo recorríamos de memoria, antes con caudal generoso, hoy en medio de un pedregoso resbalar de ínfima y cicatera agua. Ayer no más, el cruzar de orilla a orilla era aventura muy peligrosa solo posible en las eras de su estío, hoy se lo puede hacer en cualquier época y en cualquier lugar.

Ya no hay más el colorido paisaje en los días de intenso sol, cuando las orillas del río, del nuestro, se inundaban del color de la ropa tendida en sus playas, luego de ser lavadas por manos de mujeres trabajadoras, en esas aguas que golpeaban sus piedras. Qué hermoso era ver desde ese balcón de La Delicia los retazos de mil colores tendidos en sus potreros. Paisaje del nunca más.

Solo son recuerdos los vados de sus meandros… aquellos en los que en las infancias nadamos o pescamos preñadillas y resfríos. Ya no se atisba el vado de las monjitas de La Providencia, tampoco el del Batán al que nosotros ya lo nombrábamos como el de la empresa eléctrica; del vado de El Peral solo quedan los restos del muro que defendía su playa; tampoco se ojea ya el boscoso recodo del vado del Aguacatal más abajo del puente de La Delicia. Esa infancia junto al rio fue hermosa. Hoy quedan sus piedras junto a las saudades; al rumor del agua del río la han escondido.

“…Pare / Digueu-me què / Li han fet al riu / Que ja no canta…”.