Otto Sonnenholzner, entre la emergencia sanitaria y la encrucijada electoral

Foto: EFE
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Quito, EFE

La presencia permanente y sobre el terreno del vicepresidente ecuatoriano Otto Sonnenholzner en la lucha contra el coronavirus está reforzando su imagen como posible sucesor del presidente Lenín Moreno en este año preelectoral, aunque su futura candidatura dependerá de su éxito en la derrota del COVID-19.

Designado como presidente del Comité de Operaciones de Emergencia (COE) Nacional, Sonneholzner está siendo una de las caras más visibles del Ejecutivo en las últimas dos semanas, en las que ha recorrido los principales lugares afectados y los hospitales de Guayaquil y alrededores.

Una exposición pública en zonas de alto riesgo que da lugar a interpretaciones sobre una posible candidatura por parte de este guayaquileño de 37 años procedente del mundo de la comunicación.

«Siendo la cara del Gobierno en la crisis, esto al final puede, o no, representarle un plus en términos políticos», considera Santiago Basabe, profesor de Política Comparada en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).

Y vaticinó que «si sale bien de esto, creo que le puede catapultar electoralmente».

CRISIS SANITARIA Y ELECCIONES

Con 17 millones de habitantes, Ecuador es el tercer país de Latinoamérica en número de contagios, 2.302, y fallecimientos, 79, si bien es cierto que el grueso de la propagación se da por ahora en una sola región: la provincia de Guayas.

En el resto del país, el contagio está por ahora más contenido, con solo Pichincha por encima del centenar: 219 positivos desde que el pasado 29 de febrero se confirmara el primer caso en Ecuador.

El actual vicepresidente nunca ha manifestado sus intenciones de postularse como candidato a unas presidenciales, aunque su nombre se ha barajado en distintos foros y se han realizado sondeos preliminares de imagen.

Por lo que el resultado de esta lucha contra el coronavirus podría determinar si Sonnenholzner se consolida, o no, como candidato oficialista a unas elecciones que, de momento, están pendientes.

La semana pasada, la presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Diana Atamaint, pidió aplazar los comicios previstos para febrero de 2021, debido precisamente a la emergencia sanitaria, posición que ha sido rechazada esta semana por Moreno.

Pero el hecho de que el coronavirus haya dejado en segundo plano la contienda electoral, sin que se vislumbren en el corto plazo candidatos presidenciables de ninguna de las formaciones, podría ser un punto a favor del vicepresidente, cree Basabe.

Y apunta que Sonnenholzner se las «está jugando todas en esta crisis», quizá arriesgando demasiado «al aparecer públicamente en espacios que son difíciles», y pone el acento en que se presenta como representante del Gobierno, una baza frente a eventuales competidores.

En ese sentido, opina que la ministra de Gobierno, María Paula Romo, otra de las estandartes de Moreno, tiene un perfil más político, que lastra el desgaste de su imagen por los disturbios de octubre y «prefiere discreción y esperar al futuro».

EL HOMBRE DE MORENO EN EL TERRENO

La del coronavirus es la segunda gran crisis en la que Moreno manda al terreno de juego a Sonnenholzner desde que llegó al cargo en diciembre de 2018 (la primera fueron los disturbios de octubre), lo que sumado a sus dotes comunicadoras y a que goza de buena relación con diferentes sectores sociales cercanos o no al Ejecutivo, lo apuntalarían como «presidenciable».

En ese sentido, la docente de Ciencias Políticas de la Universidad de las Américas (UDLA) en Quito, Alegría Donoso, augura que la crisis sanitaria puede apalancar al vicepresidente al darle más poderes y visibilidad, lo que a la postre le reforzarán políticamente, si bien aun define el escenario electoral como «disperso y totalmente incierto».

Pero más allá de cualquier crítica, cree que «se ve que está metido de lleno en sacar al país de esta crisis».

Donoso resalta también su juventud y la cercanía con determinados sectores a la hora de transmitir a la población lo que está sucediendo, especialmente en Guayaquil, donde opina que, «tanto al Gobierno como a las autoridades locales se les ha ido de las manos» la crisis al «no haber tomado medidas de una manera más drástica».

LA SITUACIÓN DE GUAYAQUIL SERÁ CRUCIAL

Con 1.615 casos de contagio, un 70,2 % de los constatados en el país, la curva de Guayaquil es ciertamente alarmante, y ha requerido medidas drásticas por parte del Ejecutivo, que la semana pasada la declaró zona especial bajo mando militar.

Allí, junto a otros altos funcionarios, se desplazó el vicepresidente para dirigir en persona las operaciones del COE, dado que el máximo mandatario está por su edad, 67 años, en un grupo de riesgo y suele dirigirse a la nación por cadena nacional.

Empresario y economista formado en el extranjero, el segundo mandatario del país es el tercero en la actual legislatura después de que sus antecesores, Jorge Glas, y María Alejandra Vicuña, se vieran salpicados por casos de corrupción.

Quizás por ello, Sonnenholzner trata de resaltar en la actual crisis la transparencia en cada partida que va a parar a la adquisición de insumos sanitarios o productos básicos para los más vulnerables.

«Es una persona que ha podido establecer puentes, que no se ha peleado y está manejando la crisis de forma profesional», concluye Donoso, al describir a un hombre «sereno», al que quizá sin pretenderlo, le ha tocado ser timonel de la crisis en Ecuador.