Para que se concrete…

…el diálogo nacional, entre los actores que deben ponerlo en escena, es imperativo y fundamental que los directores, que si existen para dirigir la obra de salvataje, se pongan de acuerdo porque si no, seremos protagonistas de un suicidio colectivo en el que rasgarse las vestiduras, previo lavado de manos, será la última vergüenza de un país que quiso seguir siendo sociedad organizada y que llegó, en su agonía, a ser el amasijo como sufrimiento para los supervivientes, si es que quedan, herencia llena de malos olores, algo así como certificado de incapacidad, la nueva moda nacional. Todos los referentes autorizados y analistas con experiencia coinciden en que dejando a una lado las ideologías, los grupos políticos deben imponerse la obligación de recordar historias de pueblos vecinos (Chile post Pinochet, Perú post Fujimori) que no necesitaron de un líder emblemático y asumir lo que sus ancestros les legaron como valores educativos, entre ellos el profundo amor por sus orígenes inmersos en la Pacha Mama, en lo que luego sus antepasados hicieron para aprender a ser libres y capaces de clarificar rumbos y horizontes, de vencer las disputas internas y guerras civiles que nunca faltaron, en aprender que el ejercicio político no siempre necesita de líderes porque cuando asomaron, muchos de ellos, se hicieron robolucionarios, ya que el liderazgo cuando no olvidamos valores está dentro de nosotros y la capacidad con la que debemos resolver nuestro futuro y conformar el camino para los que viene atrás. Lo que todos proponen con el fin de sacar el PAÍS ADELANTE, son políticas similares, los métodos difieren en algo, pero todos igualmente visualizan que el único muro que nos separa del abismo, es el Acuerdo Nacional, que las batallas para elegir las candidaturas serán duras, pero si se inteligencia a los mandantes que es ahora o nunca, que los intereses personales ya no deben persistir, que se debe cambiar el Tribunal Electoral, de angas o de mangas, ganaremos una de las batallas fundamentales.