El costo de una vida

En medio de la angustia por salvar la vida de un familiar, no se escatiman esfuerzos ni recursos. Quienes han contribuido al IESS con su trabajo o al Estado con sus impuestos, hoy se encuentran abandonados. Deudas hospitalarias de entre 20.000 y 70.000 dólares enfrentan las familias ecuatorianas, en medio del rampante desempleo y una economía que no termina de arrancar luego de cuatro meses de paralización.

El colapso del sistema de salud inició en los hospitales ‘centinelas’, designados por el Ministerio de Salud para atender pacientes con Covid-19 y a los que se prometió insumos y recursos. Luego, se extendió a otros centros, como las clínicas privadas, los hospitales Militares y de Policía. Hoy, el colapso es total y a diario los centros rechazan pacientes por falta de espacio.

Es normal, ha dicho el Ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos, pues no es muy distinto a lo que ocurrió en España e Italia.

No es ‘normal’ dejar caer entre las grietas de los seguros, instituciones de salud y de la economía a familias que tendrán que enfrentar deudas impagables, y que hundirán a su prole aún más en el escabroso camino de la movilidad social, por intentar salvarse de la fatal enfermedad.

La deuda del Estado con las clínicas privadas por derivación de pacientes desde el sistema público, IESS y el seguro de accidentes, supera los 200 millones de dólares, según la Asociación Nacional de Clínicas y Hospitales Privados. Aún así, el Estado debe homogeneizar los costos de acceso a servicios vitales de salud, debe reconocer sus obligaciones y destinar recursos que habiliten la cobertura de gastos que salvan vidas.

El déficit de empatía es más grave que el déficit del presupuesto fiscal.

Barack Obama (1961- ) Político, expresidente y Nobel; EE.UU.

Quien conquista la paciencia, conquista todo lo demás.

George Savile (1633-1695) Escritor y político; Inglaterra