La noche del 23 de abril una niña de tres años murió. La pequeña llegó al hospital llena de golpes. Su padrastro y su madre serían los asesinos.
Después que Fiscalía presentó las pruebas sobre este caso, el juez de garantías penales de Tungurahua llamó a juicio a Jaime Israel T. (padrastro), y Wendy Michelle C. (madre), como presuntos autores del crimen.
Además, se ratificó la medida de prisión preventiva para el padrastro de la víctima y medidas alternativas para la mamá, quien debe presentarse periódicamente en Fiscalía y tiene prohibida la salida del país.
Antecedentes
Aquella noche, la pareja llevó a la menor al Hospital General Docente Ambato. Según un informe, la niña habría llegado sin signos vitales.
Tenía varios hematomas en su cuerpo y su labio estaba lastimado. La madre y el padrastro dijeron que los golpes eran producto de una caída en días anteriores y que esta vez se habría ahogado al comer una sandía.
Sin embargo, esa información no concordó con autopsia médico-legal que concluyó que la menor falleció por un trauma cráneo encefálico, por sacudidas repetidas, y que presentaba el síndrome de niño maltratado, es decir tenía varios signos de que fue lastimada antes.
Esto fue presentado como pruebas dentro de la audiencia de evaluación y preparatoria de juicio por la fiscal Lorena Cárdenas. Además, el parte policial, el informe de reconocimiento del lugar de los hechos y las certificaciones de los antecedentes de violencia intrafamiliar de los procesados y el informe psicológico que argumentaron el llamamiento a juicio de esta pareja.
La investigación determinó que la niña de tres años apenas articulaba palabras y que era obligada a doblar la ropa, cuando no lo hacía recibía golpes en su cabeza.
Datos
Según la Encuesta de la Situación de la Niñez y Adolescencia, realizada por Unicef y el Observatorio Social del Ecuador en 2019 el 47% de los niños, niñas y adolescentes que viven en el Ecuador recibieron algún tipo de maltrato por parte de sus padres.
Cuatro de cada 10 sufre de insultos, burlas, encierros o alguna vez sus padres los dejaron sin comer, para impartirles “obediencia y disciplina”. (APQ)