Niños tienen más tiempo para trabajar en la calle

REALIDAD. Muchos niños ayudan a sus padres a vender.
REALIDAD. Muchos niños ayudan a sus padres a vender.

Es bajo de estatura, tiene apenas 7 años, pero sabe ya en qué calle está y sobre todo sabe cómo vender varios productos que carga de arriba abajo.

Viste un saco plomo, era parte del uniforme de la escuela a la que asistía hasta inicios de este año.

“Lleve una manzanas”, ruega a la gente con su mirada tierna y una mueca inocente, mientras cientos de personas solo lo pasan viendo.

Camina entre el bosque de piernas, se esconde, como si fuera un juego cruza la calle sin miedo a los vehículos que ensordecen el ambiente con los pitos.

Es la rutina del pequeño Oscar, quien recorre las calles de Ambato tratando de vender sus productos, y aunque asegura que sí esta en la escuela, se lo puede encontrar desde tempranas horas trabajando en la calle.

“Yo tengo clases en el teléfono de mi hermano mayor. Saludo a la profesora, cantamos, contamos, pero es solo un ratito”, asegura.

Jairo es su hermano mayor, quien tiene 12 años, está en séptimo de básica y explica que en efecto sí están en el periodo educativo, pero que ahora tienen solo poco tiempo de clases.

“Mi hermano solo recibe clases por Zoom los martes y jueves, los demás días tiene que hacer deberes, pero hacemos bien tarde cuando ya acabamos de trabajar”, dijo.

Realidad

Esta es la realidad de varios niños y adolescentes que con la nueva modalidad de estudios han encontrado más tiempo para el trabajo infantil.

Las esquinas de los semáforos, los parterres, las veredas de la ciudad son los espacios donde ahora permanecen los niños, muchos obligados a trabajar con el pretexto de ayudar y otros porque simplemente no tienen donde quedarse y acompañan a sus padres.

Hasta mediados de julio las estadísticas revelaban que había 134 niños en las calles, esto según datos del Consejo Cantonal de Protección de Derechos de Ambato.

Pero desde que se flexibilizaron las medidas de restricción se evidencia el aumento de niños en los diferentes sectores, sobre todo en aquellos de mayor afluencia vehicular o peatonal como alrededores de los mercados y avenidas principales.

“Antes por lo menos se tenía a los niños en una institución educativa donde sabíamos que están aprendiendo, educándose, pero ahora no nos queda más remedio que llevarlos con nosotros, y aunque no los obligamos ellos ya buscan ayudar en lo que pueden”, dijo Gladis Sulca, madre de familia.

Labor

Desde la Dirección Nacional de Policía Especializada para Niños, Niñas y Adolescentes (Dinapen) también se ejecuta acciones a fin de erradicar de alguna forma este mal, sin embargo, explican que es bastante complejo pues es un problema multidimensional.

“Los niños que continúan en las calles son el reflejo de padres irresponsables que están sobrepasando la barrera de la necesidad, velando solo por sus intereses económicos y vulnerando los derechos de los niños y niñas”, dijo el capitán Luis Morales Guevara, jefe provincial de la (Dinapen). (FCT)