Visiones

Édgar Freire es conocido como ‘El Librero’. Ha trabajado en librerías de Quito por más de 40 años.
Édgar Freire es conocido como ‘El Librero’. Ha trabajado en librerías de Quito por más de 40 años.

¿Por qué no leemos?

El chofer del bus acelera como si estuviese en una carrera, situación común en las primeras horas de la mañana, pues la mayoría de la gente sufre del síndrome del “corre que te atrasas“. Sin embargo, esto no dispersa la atención de aquel muchacho anónimo, que libro en mano revisa página tras página hasta que abandona el transporte.

Al respecto surgen varias interrogantes: ¿este joven, acaso leía por cumplir un requisito?, ¿la lectura es un hábito para él?, ¿lee porque se lo inculcaron sus padres, profesores o amigos?

Estas preguntas son frecuentes cuando se debate acerca de la lectura en el Ecuador. En esta ocasión, varios profesionales nos dan a conocer sus puntos de vista al respecto, desde los papeles que desempeñan en la cotidianidad, tales como: escritor, librero, lector, sociólogo, bibliotecóloga y orientadora vocacional.

Voces y ecos

Édgar Freire, conocido como ‘El Librero’, identifica los siguientes factores en el descenso de los índices de lectura: a) La familia es el entorno donde menos se promueve este hábito. En ese sentido, no se educa con el ejemplo, salvo excepciones; b) los centros educativos de todos los niveles no privilegian la lectura; c) no hay políticas de Estado que construyan a largo plazo un país de lectores; y d) la sociedad, incluso, llega a mirar al lector como un ser extraño.

Para ‘El Librero’, el escaso segmento de la población que lee tiene preferencias por dos corrientes. Una, relacionada con temas ligeros (motivación, guías espirituales y búsqueda de éxito) y otra, que se acerca al análisis económico-político y social-cultural, biografías, literatura universal y nacional. Un gran porcentaje de la gente está atrapada por el esnobismo, mientras que el resto son lectores más críticos.

El escritor

Eduardo Mora, quien se ha destacado por la escritura de libros en género de ensayo, novela y poesía, dice que la renuencia a la lectura se explica porque es un error muy grande hacer que el niño y el joven miren los libros como unas tareas, como unas cosas inmensas que están obligados a absorber. Mora complementa su idea y cita a Lin Yutang: “Todo el que lea un libro con sentido de obligación no ha comprendido el arte de leer. No puede haber libros que uno deba leer, porque nuestros intereses intelectuales crecen como un árbol o fluyen como un río”.

Otro error notable es hacer que los estudiantes lean mediocridades, que son una pérdida de tiempo y que nunca les van a gustar. No se debe perder el tiempo en medianías porque entonces no se podrá saborear el encanto y altura de la buena literatura. Para amar el libro los niños, los jóvenes, tienen que descubrir en él un mundo de placeres y aventuras.

El sociólogo

Rafael Polo identifica tres factores de esta problemática: a) Predominio de la imagen, pues aparentemente es más democrática y juega con la ilusión de lo inmediato; b) las campañas de lectura no están ligadas a un proyecto de país. Es decir, están dispersas en las ciudades, de ahí la necesidad de pensar en fortalecer desde el Estado una política nacional y no fragmentaria, y c) sugiere recurrir al pensamiento filosófico contemporáneo, pues solo se lee lo útil y no se desarrolla la crítica.

La orientadora vocacional

Pese a que la educación ha evolucionado en el campo teórico, en la práctica ocurre lo contrario, comenta Nelly Tapia. Para esta profesional, todavía el docente hace las veces de emisor, mientras que el alumno recepta e imita, es decir no se auspicia la reflexión y la creatividad. De ahí, los problemas de lecto-escritura y las deficiencias en el rendimiento del alumnado en materias como lenguaje y comunicación, matemáticas y ciencias naturales.

Tapia cree indispensable cambiar el sistema educativo, volviéndolo más dinámico y realista. Asimismo, que esté integrado con la comunidad y el mundo laboral. Es necesario también que el alumno sepa y valore la educación, para que no la sienta como requisito, sino como algo vital. Con relación a la lectura, plantea delinear políticas de Estado, en donde se motive al alumno y se creen espacios adecuados y asequibles a todos. No puede ser que en las bibliotecas solo se consigan temas académicos.

El lector

No puedo seguir siendo virgen, después de haber leído un libro, dice Miguel Romero, quien lee por placer y necesidad hace ya algunos años. Para este comunicador social, hay varias alternativas que permitirían cambiar la crisis de lectura en el país. Propone incentivar la lectura desde los más mínimos espacios de forma complementaria al trabajo que realizan las instituciones educativas.

Además, sugiere promover la literatura en los barrios con la participación del mayor número de personas. También recomienda que se planifiquen campañas de lectura para personas adultas, no solo para niños y jóvenes. Incluso, piensa que deberían publicarse materiales atractivos para quienes no tienen gusto por los libros.

La bibliotecóloga

La mejor forma de estar en paz es leyendo, dice Janeth Cornejo, pionera en la automatización de las bibliotecas de la Universidad Central del Ecuador. Está convencida, además, que el hogar es el entorno más adecuado para fomentar la lectura, pero eso no ocurre. Lo mismo sucede en los centros de estudio y lugares de trabajo. Por eso, la importancia de incentivar el hábito con propuestas prácticas y acordes a las necesidades de las personas. No se forman lectores por obligación.

Según Cornejo, la tecnología no ha contribuido a que se disminuya la lectura de libros, pues los usuarios de Internet de alguna forma leen, hecho diferente al mal uso de la tecnología. Por ejemplo, cuando las tareas son el resultado del “copia y pega“. La tecnología debe ser complementaria a las técnicas de aprendizaje, puntualiza.

América Latina en la lupa

El panorama en América Latina es sombrío frente a los países desarrollados, pues la lectura para los últimos es una forma de vida. El Euroborómetro 2003 determinó que los países con mayores índices de lectura son Suecia, con un 71,8 por ciento, seguida de Finlandia, con un 66,2 por ciento. “En estos países cada ciudadano saca de las bibliotecas al año más de 20 libros, en contraste con España, donde el índice no llega al 1 por ciento“, situación que se asemeja a la de algunos países de América Latina.

Iniciativas

Con la finalidad de mejorar los índices de lectura, combatir el analfabetismo y hacer del libro un instrumento de desarrollo, varios países de América llevan a cabo planes y programas:

Argentina, Plan Nacional de lectura.
Brasil, Programa Fone de Livro, Hambre de libro.
Cuba, Programa Nacional por la Lectura.
Colombia, Plan Nacional de Lectura y Bibliotecas.
México, Programa del Fomento de la Lectura y el Libro
Venezuela, Todos por la Lectura.
Ecuador, Campaña Nacional de Lectura Eugenio Espejo.

A ello, se suma el esfuerzo de la Municipalidad de Guayaquil al publicar los clásicos de la literatura ecuatoriana de los años 30 del siglo XX y la campaña que realizó la Universidad Técnica Particular de Loja.

Limitaciones

La percepción del grupo entrevistado es que los índices de lectura son muy inferiores en comparación con los países que se mencionan y que hay cada vez menos lectores. Por otra parte, pese a que se realizan campañas en el país, no hay estudios que permitan conocer los índices de lectura, siendo esta otra problemática.

Libros leídos al año

o Colombia: 4.5 libros
o Argentina: 4 libros
o Brasil: 1.8 libros
o México: 1.2 libros
o Perú: 1 libro
o Ecuador: No existen estudios

Referencias

Agencia EFE, Sistema Nacional de Consumos Culturales, Argentina 2005; UNESCO, Plan Nacional del libro y la lectura, Brasil; Encuesta ‘Hábitos de lectura y ciudadanía informada en la población peruana-2004’, ‘Campaña Nacional de Lectura Eugenio Espejo’.

Cuando rezamos hablamos con Dios, pero cuando leemos es Dios quien habla con nosotros.
San Agustín

El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho.
Miguel de Cervantes

Uno no es lo que es por lo que escribe, sino por lo que ha leído.
Jorge Luis Borges

Miguel Rosero, comunicador social, especialista en marketing. La lectura para él es un placer y una necesidad.
Miguel Rosero, comunicador social, especialista en marketing. La lectura para él es un placer y una necesidad.