Últimos días de la Supercom

Cuando pase el temblor y las pasiones se decanten, ¿cómo recordará el país a Carlos Ochoa?¿Lo hará por ser el superintendente de una institución inquisidora y sancionadora? ¿O se pensará en él como otro de los ‘leales’ de Rafael Correa en su cruzada por el silenciamiento o la desaparición de toda idea contraria a la de su obsesión como refundador del Ecuador?

En todo caso, los días de excesos de la Supercom están contados. “El que a hierro mata, a hierro muere”, dijo antier el presidente Lenín Moreno, en alusión a la predeterminación de sanción con destitución que pesa sobre Ochoa. Y, acto seguido, el Gobierno tomó distancia, vía comunicado público, de las acciones recientes de la Supercom, entre ellas la multa a Teleamazonas. En efecto, esta superintendencia es independiente del Ejecutivo, pero el valor simbólico de tomar distancia de una aberración motiva a pensar que Moreno, la sociedad civil y los medios de comunicación pueden sostener una nueva hoja de ruta para una comunicación garantista de derechos, sin duda alguna, pero sin aprendices de Torquemada.

Los días de Ochoa, por ende, también están contados. Y aunque siga a la cabeza de la Superintendencia, su ciclo se acorta con cada actor que se erija en resistencia ante el abuso de la norma. No cabe seguir pensando en la libre expresión como un pasto al que se debe podar día a día. A todos los ‘jardineros’ que entendieron así el diálogo social ahora les corresponde transparentar las motivaciones y los presupuestos de sus campañas ante los tribunales de cuentas. Y ante sus conciencias.


Si un gobernante rectifica su propia conducta, el gobierno es asunto fácil”. Confucio Escritor y filósofo chino (551-479)

El hombre hace suyo un lugar no sólo con el pico y la pala sino también con lo que piensa al picar y palear”. Sándor Márai Escritor y dramaturgo húngaro (1900-1989)