Arte urbano: cuando los murales son una vitrina

El arte urbano florece en Quito pese a las limitaciones legales y económicas.

El arte urbano “es como un termómetro de lo que está pasando”, dice la pintora y muralista Belén Jaramillo, conocida en el mundo del arte como Bln Bike. Para ella, el arte urbano permite medir el clima político de la ciudad. Así, la poca difudión del arte urbano en Ecuador es sintomática de una opresión política y social que restringe la expresión de las artes, a la vez que reduce su valor económico.

“La empresa privada ve al arte urbano como una posibilidad de valla publicitaria”, explica. Esto, según la muralista, quien ha pintado paredes en varios países de Latinoamérica, limita la libertad creativa de quienes pintan bajo comisión. “Eso corta las alas a los artistas-enfatiza- y a lo que se representa”.

Bln Bike también cree que el sector público ha puesto trabas al desarrollo del muralismo. La Ordenanza Municipal 282, emitida en 2012, señala las fachadas permitidas para la intervención artística y sanciona con una multa del 30% del salario básico unificado a los propietarios que no presenten a la administración zonal una autorización de grafitis en sus inmuebles.

Para Jaramillo,mientras que el arte urbano fue un boom en otros países, Quito esta ordenanza lo silenció. La nueva campaña del Municipio en colaboración con Activarte, ‘Si no es arte, a otra parte’, es otro esfuerzo por restringir las intervenciones en las fachadas de la ciudad.

Bln Bike expresa sus dudas acerca de si esta campaña, iniciada el 2 de mayo, significará mayor libertad para los muralistas. La campaña destinó 80 espacios en el distrito metropolitano para la intervención artística.

Más miradas, más trazos

En cambio, el muralista, ilustrador y diseñador gráfico Francisco Galárraga cree que el problema de que las instituciones, tanto públicas como privadas, no valoren el arte urbano se traduce en una falta de remuneración económica adecuada.

“Pienso que podrían ser mucho más generosos−comenta− Somos súper creativos, pero no nos quieren pagar ni un centavo; o nos quieren dar sólo para los materiales, y con eso no podemos vivir”. El artista recalca que, para ellos, el arte urbano “es un trabajo, no un hobby”, y se debe pagar como tal.

“En general, sí se pinta en Quito pero hace falta apoyo”, concuerda Mónica Vásquez (Mo), muralista, diseñadora e ilustradora, quien afirma que el problema no es sólo la falta de apoyo, sino el tipo de propuestas gráficas y conceptuales que existen. Para Vásquez, es importante que quienes pintan sigan trabajando para demostrar que el arte urbano es más que una moda.

Por su parte, Esteban Naranjo, muralista miembro del estudio artístico Mural Jam, se muestra más optimista: “ahorita estamos justo en un período en el que está empezando a haber esta acogida de las instituciones y el público en general. Se están dando cuenta de que los artistas tienen algo que decir”.

Aunque cree que en el pasado pintar en las paredes estaba mal visto, “se transformó ese tema del vandalismo, ese tema del grafiti en las calles”. Al punto de que, ahora, “te miran mientras estás haciendo el mural, te felicitan”, asegura.

Galárraga concuerda en que, de parte del público, “hay bastante apertura en general. A la gente le gusta”.

Para Mo, esta acogida es la mejor parte de pintar en las calles: “me encanta también conectarme con la gente cuando estoy pintando y me preguntan qué es, o me aportan ideas. Entonces, la obra siempre está viva”.

Mural. ‘La voluntad sobre la adversidad’ en la Universidad Central.
Mural. ‘La voluntad sobre la adversidad’ en la Universidad Central.

Bln Bike

° Pintora y muralista, Belén Jaramillo, conocida como Bln Bike por las consonantes en su nombre y su amor a la bicicleta, ha pintado murales en Colombia, Ecuador, Brasil, Argentina, Venezuela, México y Perú. Sus murales son una forma de “representar estas dudas existenciales” sobre lo esencial del ser humano. Su paleta de color se basa en una tríada cromática de naranjas, violetas y turquesas. Cada mural tiene de 18 a 30 colores trabajados por capas.

Artista. Esteban con su mural en el Parque de La Carolina en Mundo Juvenil.
Artista. Esteban con su mural en el Parque de La Carolina en Mundo Juvenil.

Esteban Naranjo

“La primera vez que cogí una lata y rayé fue cuando estaba en la universidad”, cuenta el muralista Esteban Naranjo. El artista ha desarrollado gran parte de sus proyectos de arte urbano junto con los miembros del estudio artístico Mural Jam, del que también es parte.Su trabajo, con un estilo que combina personajes, caricaturas y letras, está en Quito, Manabí y Riobamba

Alienígena. Francisco pintó en la Floresta como invitado del Festival El Arupo.
Alienígena. Francisco pintó en la Floresta como invitado del Festival El Arupo.

Francisco Galárraga

Francisco Galárraga se vinculó al arte urbano a través del mundo del hip hop y su trabajo con otras artes visuales. Su estilo está marcado por su formación como diseñador gráfico. “Me gustan mucho los colores vivos, los colores contrastantes, las líneas del cómic”, explica. Con influencia surrealista, “intento sacar emociones a través de interpretaciones de la figura humana”. Ha pintado paredes en Quito, San Vicente y Canoa.

Orgánico. Mo combina naturaleza y animales fantásticos en esta pintura en La Floresta.
Orgánico. Mo combina naturaleza y animales fantásticos en esta pintura en La Floresta.

Mo Vásquez

“Yo pienso que el arte no solamente es lo que está en una galería, sino también en la calle”, asegura Mo Vásquez (Mónica Vásquez), quien se vinculó al arte urbano durante sus estudios en Buenos Aires. La paleta de color de Vásquez ha evolucionado de manera natural: empezó pintando en blanco y negro, aunque luego gran parte de su obra se basó en una gama de ocho o nueve colores fluorescentes. Ahora, desde hace como año y medio, su paleta es azul. Ha pintado en Ecuador y Argentina.