Más afiliaciones de trabajadores no remunerados del hogar reflejan el precario mercado laboral

CRISIS. La falta de oportunidades provocó que muchos tuvieran que quedarse en casa.
CRISIS. La falta de oportunidades provocó que muchos tuvieran que quedarse en casa.

El beneficio es subsidiado por el Estado y le pone más presión al sistema de seguridad social, sobre todo al golpeado fondo de pensiones.

Durante 2020, en medio de la crisis provocada por la pandemia de la Covid-19, 71.207 personas adicionales se afiliaron al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), bajo la figura de trabajador no remunerado del hogar.

Eso representa un crecimiento del 30% en el último año, el cual está directamente relacionado con la precarización del mercado laboral. Según Hugo Villacrés, economista y experto en seguridad social, ante el aumento del desempleo, muchos se dedicaron a cuidar de sus familias, pero buscaron no quedar completamente desprotegidos con respecto al ahorro futuro para jubilación.

Beatriz Cordero, de 45 años, fue despedida de una fábrica a mediados del año pasado, pero su afiliación es pagada por su esposo, quien todavía tiene una fuente fija de sustento. “Los recursos se redujeron drásticamente, pero los gastos siguen iguales o peores. Por lo menos sigo acumulando para tener algo de retiro en la vejez, mientras trato de encontrar un trabajito bueno. Lo malo es que no tengo derecho a atención de salud, pero algo es algo”, acotó

Estado subsidia

A la fecha, 235.787 ecuatorianos están registrados como trabajadores no remunerados y su contribución es menor a otro tipo de aportantes, debido a que el beneficio está altamente subsidiado por el Estado.

Mientras un afiliado común paga una tasa del 20,60% sobre sus ingresos personales, los otros aportan un 13,25 % sobre los ingresos familiares. Así, por ejemplo, de un pago total de $13 mensuales, el Gobierno Central debe transferir $9.

“Se podría estar formando una bomba de tiempo si este tipo de beneficios de largo plazo no se considera en los cálculos actuariales, ni tampoco se buscan mecanismo para que sean sostenibles”, dijo Villacrés.

Otro hueco en el fondo de pensiones

Las jubilaciones por trabajo no remunerado del hogar se cubren con los recursos del fondo de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM). Ese fondo ya tiene serios problemas de financiamiento, entre otras cosas, porque el Gobierno paga tarde y mal el aporte del 40%.

Solo para 2021, se espera una desinversión de $697 millones de los ahorros de los jubilados, con el fin de cubrir los creciente compromisos de un IESS en crisis. A ese paso, en un máximo de 20 años se habrá descapitalizado completamente el sistema de pensiones. En otras palabras, no habrá ni un centavo para las pensiones de los ecuatorianos que ahora están entre los 30 y 40 años. (JS)

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¿Cómo salvar a la seguridad social?

El momento histórico a puertas de elegir a un nuevo presidente es el propicio para que se concrete, de una vez por todas, un gran acuerdo por la seguridad social. Villacrés considera que debería ser parecido al llamado ‘Pacto de Toledo’ en España, donde todos los actores, independientemente de la tienda política, aceptaron cambios estructurales con un horizonte a 15 y 20 años.

“Hay decisiones necesarias que implican un profundo desgaste de capital político. Se tiene que financiar beneficios, como la cobertura a los hijos menores de 18 años de los afiliados o considerar una mayor cantidad de años en el cálculo de la pensión jubilar”, aseveró.

Además, es urgente que se analicen la posibilidad de un sistema donde haya tres pilares: uno no contributivo para las personas mayores de 60 años que no han podido ahorrar; otro donde se mantenga el actual esquema de aporte y reparto; y un tercero con cuentas individuales para un ahorro adicional voluntario.