La hipertensión puede provocar infartos y la muerte

CONTROL. La recomendación es que todos los adultos se midan la tensión arterial de forma periódica. (Foto: HCAM)
CONTROL. La recomendación es que todos los adultos se midan la tensión arterial de forma periódica. (Foto: HCAM)

Aunque afecta a uno de cada tres adultos, se han registrado pacientes de 20 o 30 años con este mal.

La hipertensión, que es la elevación de la presión que ejerce la sangre sobre las arterias de forma sostenida, es una enfermedad silenciosa que no tiene cura, pero que es completamente controlable con un diagnóstico temprano, el tratamiento adecuado y de por vida.

Se trata de una entidad “esencial”, indica Nelson Amores, cardiólogo del Hospital Carlos Andrade Marín (HCAM), es decir que se da por múltiples factores: genéticos y ambientales, en este último están los malos hábitos de alimentación, la obesidad, el sedentarismo, el consumo de alcohol, la ingesta de sal, entre otros aspectos.

Pero hay algo que preocupa, añade el especialista, pues a pesar de ser una patología muy frecuente no es diagnosticada a tiempo o la valoración se la hace años después.

Aunque no hay estadísticas de su incidencia en el país, como reconoce el mismo Amores, se cree que al menos una de cada tres personas por encima de los 40 años son hipertensos y de esa población una de cada tres no sabe que está enfermo porque aún no han sido diagnosticados. Mientras que uno de cada tres pacientes diagnosticados no está bien tratado.

ALERTAS. Si no se trata la hipertensión puede provocar problemas del corazón. (Foto: pixabay)
ALERTAS. Si no se trata la hipertensión puede provocar problemas del corazón. (Foto: pixabay)

Afecta a órganos importantes
La hipertensión daña el cuerpo silenciosamente durante años sin que se desarrollen síntomas. Si no se controla, es muy posible terminar con una discapacidad, mala calidad de vida o la muerte, por lo que esta anomalía “es la puerta de entrada para inconvenientes más complejos”, asegura el especialista Amores.

Afecta a importantes órganos del cuerpo como el corazón, porque puede llevar a insuficiencia cardíaca o problemas de las arterias ocasionando un infarto.

Daña los riñones, llevando a una insuficiencia y a la realización de hemodiálisis. Puede ocasionar demencia o eventos cerebrovasculares. También perjudica a las ojos provocando cegueras tempranas.

La única alternativa, luego del diagnóstico, es el tratamiento: urgente cambio en el estilo de vida con más actividad física, alimentación adecuada, consumo mínimo de sal y la toma de medicamento.

El cardiólogo del HCAM indica que para recetar el fármaco adecuado, en dosis personalizadas, se evalúa el entorno de riesgo del paciente, es decir se busca saber si además de la hipertensión hay otras entidades que pueden dar problemas a futuro.

Entonces, para controlar la presión se juntan la modificación del estilo de vida y el medicamento, pero, Amores lamenta que en la actualidad las personas no se dan tiempo para hacer ejercicio y tampoco se preocupan por tener una nutrición apropiada. “Lo que más le cuesta al médico es instruir sobre los cambios de estilo de vida y eso es lo más importante”, asegura.

Síntomas
Los signos son inespecíficos. En la minoría de los pacientes se presenta con dolores de cabeza, mareos, sensación de pesadez, pero hay una gran población en que la patología es asintomática y que después de muchos años de padecerla es diagnosticada de forma casual o cuando existe “algún desenlace mayor”.

Y al ser tan silenciosa, la única manera de saber de su padecimiento es a través del tamizaje o medición de la presión arterial.

El experto recomienda hacer una toma bien lograda por profesionales de la salud por lo menos una vez al año en personas de 40 años en adelante, pero cree que ese tope de edad deberá modificarse porque en los últimos años ya ha habido registros de personas de 20-30 años con hipertensión.

“Sabemos que la presión arterial alta ha comenzado entre los 20 y 30 años y muchas veces no se la ha diagnosticado antes porque la persona es muy activa, poco enferma y casi nunca acude al médico”. (CM)

Puede ser letal
° La presión arterial alta puede llevar a la muerte, pero en la mayoría de los casos es causante de morbilidad, es decir que provoca otros males que incapacitan. “Si bien la mortalidad incrementa, es mucho más grande la morbilidad sobre la persona y la familia”, manifiesta el cardiólogo Nelson Amores.

Señala que un hipertenso que no ha sido diagnosticado por varios años, y por lo tanto no ha tenido tratamiento, tiene altas posibilidades de que cuando ya conozca su condición ya registre daño del corazón, riñón o haya tenido algún otro evento grave.

Los resultados de la morbilidad pesa al sistema de salud, asegura el experto, porque las personas que previamente estuvieron muy funcionales, después de algún evento causado por la hipertensión quedan atadas a una máquina de hemodiálisis, dependen de terceros por un accidente cerebral o hicieron un infarto del miocardio, lo cual les aleja de la actividad laboral.

Tercera edad, más frecuente
° La hipertensión es más propensa conforme se avanza en edad. La población adulta mayor es más frágil y aunque no hayan sido previamente hipertensas, tienden a mostrar cifras de presión más altas por el envejecimiento de las arterias, informa el cardiólogo del HCAM Nelson Amores.

En esas edades “tienen una condición que se llama hipertensión arterial sistólica aislada, lo que quiere decir que solo una cifra de la presión, la más alta, se eleva por la rigidez de las arterias”, asegura.

Presión arterial

Valores normales

° Los valores normales de la presión arterial son: 120 la presión sistólica y 80 la presión diastólica (120/80). Sin embargo hay un margen de variación.

° Se considera hipertenso a la persona que registre valores superiores a 140/90.

° La presión sistólica es la lectura más alta que va de la mano con el latido cardíaco.

° El latido cardíaco envía un volumen de sangre y eso provoca que las arterias se abran provocando presión dentro de ellas.

° Cuando ya ha pasado la presión de la sangre la arteria vuelve a la normalidad y esa es la presión en reposo o diastólica.